Una pizca de azafrán

Calabacitas tiernas, tres recetas

Son una de las verduras más nobles y versátiles. Aquí tres formas de prepararlas: una crema, con costillitas y rellenas de panela

Yolanda Zamora

Foto: Juan Carlos Núñez B.

Cuando uno dice “calabacitas tiernas”, se piensa inmediatamente en la película de culto del mismo título, protagonizada por Tin-tán, dirigida por Gilberto Martínez Solares en 1949 y que marcó toda una época en el cine mexicano de humor. En realidad, poco o nada tiene que ver el título con la cocina, pero sí con el verso siguiente rimando muy bien y con mucho sentido: “Calabacitas tiernas… ¡qué bonitas piernas!”.

Lo cierto es que ir al mercado y ver aquellas canastas de calabacitas que ofrecen las marchantas, de un verde tierno, brillosas y bien formaditas, anticipando el disfrute de un buen platillo como calabacitas con costillita de cerdo, o rellenas de panelas o de queso adobera, o en crema… hace salivar y enternecer a cualquiera.

Porque las calabacitas son una de las verduras más nobles y deliciosas que se conocen, y permiten un abanico completísimo de preparaciones, veamos algunas, como ejemplo:

Crema de calabacitas

Foto: Juan Carlos Núñez B.

Elegir unas cuatro o cinco calabacitas de piel lisa y brillante, cocerlas (no demasiado) con una pizca de sal. Ya cociditas, con un poco de la misma agua en la que se cocieron, licuarlas muy bien. Aparte, en una sartén honda, derretimos media barra de mantequilla, agregamos media cebolla, un diente de ajo y tres bolas de pimienta, y ahí volcamos la pasta de calabacita, hasta sofreírla e integrarla bien, sin dejar de menear con cuchara de palo. Se puede agregar un poco más de la misma agua en la que se cocieron, si es que sentimos la pasta demasiado espesa, siempre sin dejar de mover. Es el momento de agregar un vaso de leche natural entera y/o un vaso de media-crema, operación que se hace muy lentamente, para evitar que se corte la leche. Una vez integrados todos los elementos, si se desea, una cucharadita de consomé de pollo le dará el toque final. Se sirve caliente, con un poco de queso fresco espolvoreado encima y una ramita de yerbabuena en un extremo del plato, para que se vea coqueto. ¡Provecho!

Calabacitas rellenas

Este guiso es sumamente sencillo, prepararlo toma sólo unos minutos y es delicioso. Cinco o seis calabacitas de buen tamaño se cuecen (de nuevo, no demasiado).  Una vez cocidas, se dejan enfriar y, con una cucharita, se les retiran muy bien, cuidadosamente, el centro ensemillado, para dejarlas como “canoítas”. Aparte, se cortan trozos de panela tierna, y se rellenan las calabacitas. Un poco de crema en cada una de ellas le da el toque final, y se sirven cubriéndolas con una salsita sencilla de jitomate sofrito y caliente, con base en la receta de salsa para tostadas. Quedan deliciosas y son un buen acompañamiento para un guiso de pollo o un buen filete.  ¡A disfrutarlas!

Calabacitas con costillitas de puerco

Un medio kilo de costillitas de puerco, bien fritas con su sal y pimienta, y media cebolla, son el punto de partida. Una vez bien fritas, les agregamos, tres o cuatro calabacitas crudas partidas en cuadritos, una taza de granos de elote, previamente cocidos, y un chile poblano previamente asado y desvenado, en rajas, y le bajamos al fuego, para que se sofría todo, “a gusto”.

Las calabacitas soltarán su propio jugo. Una vez cocidas en su mismo jugo, agregamos medio vaso de puré de tomate diluido en medio vaso de agua, y un poco de consomé de pollo. Al verter el contenido del vaso, chillará el guisado, señal de que está contento. Reacomodamos el guiso con nuestra cuchara de palo, bajamos el fuego a su mínima expresión, lo tapamos por siete minutos más, y listo. Lo dejamos reposar un rato y lo servimos con quesito fresco o queso de morral, ¡mmm, deliciosas!

Ciertamente nobles son las calabacitas, y estas son sólo tres formas sencillas de prepararlas, pero existen un sinfín de recetas deliciosas de calabacitas. Simplemente, en rodajas a la parrilla… no tienen comparación.

Y como ya se me abrió el apetito por la ternura de las calabacitas, aquí le paro a mi escrito, y me voy al mercado de Santa Tere, a comprar calabacitas tiernas.

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