Los tapatíos pudimos disfrutar de una probadita de este vergel alteño. Cítricos, miel, longaniza y licores fueron algunos de los productos presentes en el Museo de las Artes Populares
Juan Carlos Núñez Bustillos
Bien dicen que Atotonilco el Atlo, Jalisco, es un vergel. La calidad de los cítricos tiene una fama muy bien ganada que se hizo patente este fin de semana en el Museo de las Artes Populares de Jalisco. Los limones agrios, enormes y jugosos fueron algunos de los sabrosos productos que llegaron de este municipio alteño al patio de la vieja casona en el centro de Guadalajara.
La voz popular dice que el limón grande es más cáscara que jugo y que a éste le falta la acidez fuerte del limón chiquito. Los que trajeron de Atotonilco son excepción. Lo que tienen de grande lo tiene de ese agrio sabor que se espera de este fruto indispensable en la cocina jalisciense.
Las limas, de las que se obtiene ese especial jugo propio de las mesas de esta región, son junto con las toronjas, otro de los emblemas de este municipio alteño. De éstas últimas se obtiene el jugo que combinado con el tequila de la región da origen a una de las bebidas más refrescantes elaboradas con el “vino de agave”. El licor de naranja es una manera en que los productores aprovechan este otro cítrico que crece generosamente en esas tierras alteñas y que también pudieron degustar los asistentes a la muestra.
El tequila de esta región es de lo mejor. En este municipio existen varias fábricas que lo producen con excelencia como El Viejito y Siete Leguas. Esta última marca estuvo presente en la muestra. Además, en Atotonilco se preparan rompopes de variados sabores.
En el vergel alteño, se producen también mieles de gran calidad que se ofrecieron en el Museo de las Artes Populares. Mieles en plural porque las hay de diversas consistencias y colores. Provienen de diferentes flores y de las distintas temporadas del año. Cada una con su especial toque. No faltó el propoleo, cremas y otros productos derivados de la apicultura.
En Atotonilco es famosa la longaniza que elabora con una receta ancestral Jesús Camacho, don “Chuy”. Desde que comienza a freírse se desprenden suaves olores que anuncian un sabor bien definido y delicado a la vez: sin colorantes ni exceso de grasa.
La familia Villarruel Orozco puso a disposición de cocineros y golosos los dos tomos de su recetario hogareño que incluye preparaciones tradicionales.
Además de los productos de cocina, los visitantes pudimos adquirir excelentes huaraches hechos a mano con un cuero sumamente suave, además de otras artesanías.
Si no puede ir a la muestra, vaya a Atotonilco. Está muy cerca de Guadalajara.
La visita de Atotonilco el Alto al Museo de las Artes Populares forma parte del programa “Conoce tus municipios” que promueve esta institución cada mes. El siguiente invitado especial será Concepción de Buenos Aires, vaya preparando la bolsa del mandado porque seguramente habrá mucho que disfrutar.
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