Esta es una forma sabrosa de disfrutar de este delicioso dulce elaborado con azúcar y leche
Juan Carlos Núñez
Hace algunos meses recibí un sabroso y dulcísimo regalo: un enorme frasco de vidrio repleto de cajeta de leche, de esas chiclosas, muy oscura y muy azucarada. Estaba deliciosa, pero la tarea de acabar a cucharadas con ese rico antojo parecía imposible, era demasiada. Entonces recordé un libro que tenía una excelente solución para un caso como este.
El libro me lo regaló hace algún tiempo un amigo y lo reseñamos ya en Jaliscocina. Se llama “Cruz roja: un hogar con sabor muy mexicano”. Está editado por esta institución y contiene casi cien recetas de los diversos estados del país que fueron aportadas por las damas voluntarias para recabar fondos que se destinan a ayuda humanitaria.
En el capítulo dedicado al estado de Guanajuato aparece la receta de la gelatina de cajeta. Esa sería la solución: convertir una buena parte del delicioso dulce en un postre fresco y menos azucarado. Así lo hice. El resultado fue sumamente grato.
La versión de la gelatina de cajeta que aparece en “Cruz Roja: un hogar con sabor muy mexicano” dice así:
Ingredientes:
2 sobres de grenetina sin sabor.
3 tazas de leche.
1 taza de cajeta de Celaya.
1 taza de agua.
Procedimiento:
Hidratar la grenetina en agua fría y después calentarla en baño maría, hasta que se haya disuelto.
Hervir la leche y la cajeta. Retirar del fuego y agregar la grenetina. Mezclar bien.
Vaciar la gelatina en un molde o moldes individuales y refrigerar por tres horas.
Servir fría.
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