Para disfrutar este gran secreto culinario del universo hay que formarse en la fila de la tortillería y esperar el gran momento
Marcel Salles
Receta para hacer una de las máximas culinarias por igual en cualquier Estado de la República Mexicana: la tortilla con sal.
1) Hay que desplazarse por la colonia, a pie, hasta la tortillería favorita cargando, si es posible un trapito para envolver las tortillas, sin importar si comúnmente te las dan envueltas en papel o en una bolsita de plástico (opción menos apreciada).
2) Hacer la fila como buen vecino, y mientras se espera a) escuchar con mucha atención el chirriar de la máquina que convierte esa enorme bola de masa en su parte superior, hasta las deliciosas tortillas que van siendo movidas al final por uns reja que las deja caer en un contenedor de metal donde se van apilando. Y b) aspirar ese maravilloso aroma de las tortillas recién hechas que emana de la tortillería. Este es un punto importante porque es justamente ese olor el que impregna de anticipación nuestra imaginación y nos lleva a empezar a salivar, aspecto crucial porque nuestras papilas gustativas se sienten como campeonas en ese momento sabiendo que nada hay en el mundo más importante que ellas en ese preciso instante.
3) Conforme te vas acercando a la despachadora, podemos observar que las personas en la fila, incluyéndonos, empezamos a echar miradas furtivas a la mesa donde se despacha con un sólo propósito: buscar la bolsa de sal en grano y, si tenemos suerte, podemos hasta localizar un molcajete de piedra con salsa picosa. Una vez ubicado el objetivo nuestra alma descansa y se regodea en el festín que le espera. La espera en la fila se hace más liviana. O sea, que el platillo gourmet hasta podría ser light.
4) Una vez que falta una persona antes de nosotros o si de plano es ya nuestro turno, la despachadora nos preguntará cuánto pediremos. Ya que hacemos el pedido, vemos casi con ansiedad cómo la despachadora se voltea, recoge del contenedor un puño de tortillas recién hechas, y con suerte hasta vemos algunas aún infladitas.
5) Se aproxima el gran momento, la despachadora toma una tortilla bien caliente con la mano y la extiende ofreciéndotela. ¡Uuuhhhh es el momento! La tomas y evidentemente te quemas pero tu adiestramiento en meditación azteca te permite soportar estoicamente el dolor.
6) Te acercas con tu tortilla al saquito de sal y extiendes la tortilla en la palma de la mano soportando el calor. Con la otra mano utilizas grácilmente los dedos índice, medio y pulgar para introducirlos en el saco y tomar una pizca de sal.
7) Esparces la pizca haciendo un trazo recto desde cualquier punto del perímetro de la tortilla (funciona solamente en tortillas redondas) y dejas caer la sal a intervalos regulares a través de todo el eje hasta el punto opuesto del perímetro, de modo que has hecho un caminito de sal.
8) Se puede añadir a continuación tanta salsa como se quiera o ninguna para respetar la pureza de la receta.
9) En este punto hay distintas técnicas, a) enrollas la tortilla de modo que el camino de sal quede a todo lo largo de la tortilla. b) la doblas por mitad y repites de modo que te queda como un triángulo de tortilla plegada. c) la haces bola y aprietas para hacer un “torito”, esto es, aprietas tanto para integrar la sal a la masa y haces una bola como de masa nuevamente, en esta técnica no se recomienda poner salsa para no hacer un despedorre ahí de tiradero de salsa y quedar mal con la despachadora y todos los de la fila, vaya, ¡que es uno civilizado pues!
10) Acercas el manjar a la boca y das ese primer bocado, las aletas de la nariz se ensanchan por el olor y lo aspiran, la lengua se regodea con la suave tortilla paseando por ahí y los dientes hacen apuestas sobre a cuál le tocará un granito de sal. Se mastica necesariamente con parsimonia -que no somos bárbaros- para multiplicar un deleite, y se repite hasta terminar.
Corolario:
11) Tomas tus tortillas envueltas ya en su trapito, lo puedes embolsar o no, pero lo que sí es que te retiras con la parsimonia de quien ha tenido el placer de conocer uno de los grandes secretos culinarios del Universo.
7 Comentarios
Elisa
12 septiembre, 2020 at 4:08 pmMaravillosa redacción!!
Me llevo de la mano a los lindos recuerdos de mi infancia y claro, quiero salir corriendo a la tortillería por mi delicioso taquito con la tortillita recién salidita de la maquina.
Más lecturas así que hacen la vida más disfrutable.
Marcel
26 diciembre, 2020 at 3:05 pmJe je. Taco de memorias
Lorena
12 septiembre, 2020 at 4:17 pmExcelente reseña!
Isabel
14 septiembre, 2020 at 12:38 pmExcelente descripción de ese simple placer de la vida !!
Marcel
26 diciembre, 2020 at 3:03 pmEs como un taco de memorias
Alondra
15 septiembre, 2020 at 5:53 amQué clase de poesía gustativa es esta!? Qué maravilloso viaje nos ofreces Marcel 🙂
Marcel
26 diciembre, 2020 at 3:02 pmUn viaje a lo simple. A la sal se le suman tantas memorias que con trabajos cierra el taco de manjares.