Desde hace 42 años, doña María Galván elabora “agritos”, “negritos” y caramelos de jamaica que ya casi nadie prepara
Juan Carlos Núñez Bustillos
Doña María Luisa Galván, “Doña Mary”, aprendió el arte de la dulcería por partida doble. Su suegra, jalisciense, le enseñó a preparar los “agritos”, los caramelos de jamaica y los “negritos” de leche quemada, entre otros dulces típicos. Su suegro, también dulcero y oriundo de Guanajuato, le enseñó a hacer las charamuscas y las trompadas. De eso, hace 42 años. Ahora, cada domingo, pone su mesita junto al santuario de Guadalupe, en Guadalajara.
“A mis suegros los enseñaron sus abuelos, así que esto ya tiene mucho”, comenta la mujer sentada frente a su mesita llena de coloridos dulces, al lado del Santuario. Es 12 de diciembre y miles de fieles visitan a la Virgen de Guadalupe en su Santuario.
La gente mayor se alegra cuando ve las golosinas de su niñez porque en Guadalajara ya casi nadie prepara estos típicos caramelos. “¿Quién los va a querer preparar?” – pregunta “Doña Mary”-. “Todo está carísimo. El costal de azúcar cuesta casi ochocientos pesos y el papel para envolverlo nos lo dan a 370 el kilo”.
“Además está todo el trabajo que llevan”, añade Javier, el hijo de la mujer, que le ayuda en la preparación de las golosinas.
-¿Cuánto tiempo tarda en preparar los dulces?
-“Para hacer los “negritos”, que son con leche quemada, hay que estar meneando entre tres y cuatro horas”- responde la mujer. “Los otros tardan un poco menos, pero hay que estar junto al cazo de cobre que se calienta mucho y está bien pesado”.
Los sabores de los dulces son menta, jamaica, agriducles, limón y canela. Hay también paletas del mismo caramelo. Además, ofrece las charamuscas y las trompadas que pueden ser solo de caramelo o rellenas de cacahuate. Hay otras que envuelven a un “coquito de aceite”.
“A la gente le gustan”– sonríe “Doña Mary”- “viene gente especialmente a buscarlos y se lleva sus buenos puños. Muchos son de Estados Unidos y hasta allá se los llevan”.
La bolsita con ocho caramelos cuesta diez pesos. El precio de las paletas es de tres por diez pesos.
Doña Mary se pone cada domingo de las tres de la tarde a las nueve de la noche en la esquina de Pedro Loza y Juan Álvarez, en el mero corazón del barrio de El Santuario, uno de los más tradicionales de Guadalajara.
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