Primer plato

Cuitzeo, los sabores del lago

En la comunidad de Mariano Escobedo, Michoacán, se llevó a cabo la Feria del Pescado que mostró la riqueza de la memoria culinaria

Juan Carlos Núñez Bustillos

Taco de charal. Foto: JCN

“Todo esto es de aquí, del lago de Cuitzeo”, comentó orgullosa la mujer de larga falda mientras doraba pescados y ranas. A lado, en un comal, otra señora palmeaba tortillas de maíz azul para preparar los tacos de charal. Era uno de los puestos del corredor gastronómico que, con motivo de la XV Feria del Pescado, se instaló el pasado 25 de marzo en poblado Mariano Escobedo, Michoacán.

“Camaroncitos” de Cuitzeo. Foto: JCN

En otro puesto un grupo de cocineras ofrecía “camaroncitos”, unos pequeños crustáceos rosados de minúsculas tenazas, como langostinos miniatura, aderezados con sal, chile en polvo y limón. “Se comen con todo y todo y luego se escupe lo que quede de la cascarita”, explicaba una muchacha cuya voz se entrelazaba con la música de banda que anunciaba que el pueblo estaba de fiesta.

Esta población ribereña, del municipio de Cuitzeo, celebra cada año la Feria del Pescado para celebrar el alimento que, pese a todas las dificultades, sigue proporcionando el segundo lago más grande del país.

De acuerdo con la revista Forbes, “en la década de los noventa del siglo 20, el gobierno de Michoacán estimaba que en el lago se capturaban más de 5,000 toneladas de peces, mientras que en ahora se pesca un máximo de 250 toneladas. De 19 especies de peces documentadas en 1975, sobreviven solo 6 variedades”.[i]

Aún así, es mucha y muy sabrosa la diversidad de platillos locales elaborados con los productos de lago.

Tamales de charales

Tamal de charal. Foto: JCN

Los comederos se sucedían, uno tras otro a lo largo de la plaza del pueblo. En otro de ellos se ofrecían tamales de charales, esos pequeños pececillos lacustres que se comen enteros. “Están fresquecitos”, nos dijo la cocinera, mientras abría las hojas de maíz tatemadas dentro de las cuales se habían cocinado una generosa porción del popular pez.

Los charales se vendían también en tortitas con huevo y había también tortitas de hueva de pescado. Al lado, un hombre era el encargado de servir el colorado caldo de mariscos con verdura que prepararon en una enorme cazuela de barro.

En varios puestos burbujeaba el aceite hirviendo de comales en que convivían pescados, enteros o fileteados, y enormes ranas.

Cada cocinera ofrecía sus propias salsas, michoacanísimos chiles manzano y mucho limón.

Ranas fritas de Cuitzeo. Foto: JCN

De postre había panes dulces con forma de pez y cubiertos de azúcar.

Mientras los olores llenaban las calles y los comensales disfrutaban los diversos platos, los músicos afinaban sus instrumentos. Otras personas, incluidos muchos niños, preparaban las mojigangas, esos enormes muñecos de cartón dentro de los cuales se mete una persona y baila. Alistaban además los “toritos”, fabricados también de cartón, que entrarían en acción más tarde.

Así se celebró este año la fiesta del lago de Cuitzeo que, pese a todo, sigue regalando vida.

[i] Agencia EFE, “El lago de Cuitzeo, segundo más grande de México, cerca de extinguirse”, en Forbes, 19 de abril de 2021. Disponible en: https://www.forbes.com.mx/lago-de-cuitzeo-segundo-mas-grande-mexico-cerca-extinguirse/

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