El banquetazo

Frida te espera

La imagen de la pintora mexicana recibe a los comensales en el restaurante Testal de la Ciudad de México

Sergio René de Dios

Mural del restaurante Testal. Foto: SRD

Frida Kahlo recibe con una discreta sonrisa. En su mano derecha se posa una de las mariposas que revolotean alrededor. La pintora tiene un ramo de flores rojas que adornan su pelo. Su rebozo guinda la envuelve. Mira hacia el frente, justo a la entrada del restaurante Testal, que ofrece cocina mexicana de origen.

La imagen de Frida en el área de la barra sobresale sobre los platos, servilleteras y termos con café. La belleza de su rostro atrapa. Su cara estilizada, con sus negras cejas delineadas y una boca pequeña de labios rojos, está dibujada sobre el muro. Blancas margaritas la rodean.

Kahlo es un icono de la cultura mexicana. Su figura remonta a la artista mexicana que padeció un accidente que la confinó largos periodos a su cama, mientras su espíritu y su arte permanecían libres. Pareja de Diego Rivera y al revés, dejó un enorme legado y su figura fue notable inspiración para muchos artistas.

Chile relleno de cecina. Foto: restaurante Testal.

Ahora está ahí, quieta y enigmática, tal y como la plasmó el artista Urbano Mendoza Velázquez, en un muro del restaurante de la calle Dolores 16, en pleno centro histórico de la Ciudad de México.

Entre los platillos que se pueden saborear están los escamoles en salsa de pulque, gusanos de maguey, sopa de tuétano, crema de cuitlacoche, chile poblano relleno de cecina, barbacoa de borrego, chiles en nogada o pay de queso con capulín.

La imagen de la guerrera mexicana no solo está en el rincón del delicioso espacio de la gastronomía nacional, sino en playeras, posters, libros, muñecas, llaveros, postales y todo aquello que se desee representar como parte de la iconografía del país, además de representar un símbolo para sectores feministas.

Restaurante Testal, Ciudad de México. Foto: SRD

Aunque falleció en 1954, Frida sigue presente en muchos sitios, como su casa de Coyoacán, en la Ciudad de México, y hasta en lugares en que lo culinario es un arte. Porque la gastronomía también es cultura.

Luego de caminar por la fresca Alameda Central, deambular entre la multitud por la calle Madero para llegar directamente a la plancha del Zócalo, admirar e ingresar al siempre altivo Palacio de Bellas Artes, subir la torre Latinoamericana para observar la urbe o bien recorrer cada detalle de la obra que alberga el cercano museo mural Diego Rivera, entre muchas opciones cercanas, hay que llegar a desayunar o comer al restaurante Testal. Frida nos espera.

 

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