“Dejó que las flores le robustecieran los planes. Con la taza en mano, dibujó el día”. Las Letras humeantes de Elba Castro
Elba Castro
Caminaba el día tierno.
La hora de regar llegaba a las macetas.
Una olla de peltre calentaba la rutina,
la humareda vigorizaba las ganas de empezar.
Como promesa, esa mañana le refrescó la piel.
Atravesó el patio y se enredó en un rayo de sol.
Dejó que las flores le robustecieran los planes.
Con la taza en mano, dibujó el día.
La vida le izó las fuerzas para cruzar
esa fecha con enérgicas brazadas.
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