Primer plato

Licuado de mamey, para relamerse los bigotes

México es un país agraciado por esta fruta, un dulce regalo de la naturaleza, que se puede disfrutar de variadas maneras

Sergio René de Dios Corona

Puesto de licuados. Foto: SRD

Desde el puesto de jugos de la Ciudad de México se escucha la voz femenina que pregunta: ¿con qué se lo endulzo? ¿Con miel o con azúcar? Sin embargo, el licuado de mamey no requiere ningún tipo de endulzante. Su sabor natural es suficiente. A menos de que la preferencia por lo dulce oscile en un abanico que va de un paladar que lo disfruta con una brizna o más de azúcar.

Así que la respuesta a la pregunta puede tener cualquiera de las tres opciones: natural, con miel o con azúcar. Ya con la información, la cara y el medio cuerpo de la dependienta que se asoma entre frascos y frutas vistosas pide saber si el licuado de mamey es con leche ligera o entera. Y entonces sí, eso dependerá de qué tan bueno es el estómago del cliente para procesar lo lácteo. La respuesta equivocada puede generar vientres inflamados.

Otra pregunta que puede o no plantearse a quien ya saborea en sus papilas gustativas el licuado es si desea se le agregue vainilla y canela en polvo. Ambos son un toque extra que, según la preferencia, podrían o no añadirse.

Licuado de mamey. Foto: SRD

Puesta la cantidad de leche en la licuadora, el juguero o la juguera, llamémosles así, abre un mamey que exhibe su enorme semilla café oscuro. Enseguida, corta tajadas del delicioso fruto de las que separa su pulpa color rosita de la cáscara, para colocar la primera en envase que empieza a rugir apenas se enciende la licuadora.

El cliente puede añadir nueces, amaranto, avena o alguna fibra, lo que significa modificar el sabor natural del mamey, además de que el licuado quede más espeso.

Otro ingrediente posible son algunas de las vitaminas o compuestos fortificantes que ofrecen los puestos y que aseguran son efectivos, como el ginseng o el hierro. Dicen que eso ayuda al cuerpo, al cerebro y hasta promete aumentar el vigor sexual.

A diferencia del resto del país, el licuado de mamey se consigue en la Ciudad de México en prácticamente cualquier puesto callejero o de mercado que ofrezca jugos y dichos batidos con leche. Es común su venta. Rico en sabor y vitaminas, es parte de la dieta mexicana en el centro del país.

Si no le gusta el mamey en licuados, tiene otras opciones para saborearlo: en nieve, pastel, sopa, paletas, gelatinas y cuantos postres pueda elaborar un buen cocinero. México es un país agraciado por el mamey, un dulce regalo de la naturaleza. Saboréelo como se dice en el país, relamiéndose hasta los bigotes.

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