Primer plato

Malanga, el tubérculo nutritivo

Muy popular en el Caribe y Centroamérica, esta raíz ya se puede conseguir en Jalisco donde se ofrece como botana

Sergio René de Dios Corona

Malanga. Foto: SRD

Conocí la malanga en La Habana, Cuba. Con sus enormes hojas verdes, la planta estaba de ornato en una maceta, en el interior de una vivienda. Es un tubérculo parecido a un camote o a la yuca, con numerosas y delgadas raíces alrededor, y un color entre blanco, café y morado. Después lo encontré en uno de los puestos de un terreno baldío, donde cubanos ofrecían productos agrícolas que cultivaban en sus casas o predios cercanos.

Es un producto comestible bastante valorado por sus propiedades nutricias. Contiene minerales como el hierro y el zinc, vitaminas y sustancias fitoquímicas, entre ellas la tiamina y la rivoflabina.

Se le atribuyen propiedades como auxiliar para disminuir el colesterol y los triglicéridos, combatir la osteoporosis y regular la frecuencia cardiaca. A personas con anemia, les ayudan.

En Cuba, país que enfrenta difíciles condiciones generadas en parte por el bloqueo económico estadounidense, producen con la malanga papillas para los niños.

La Habana. Foto: Juan Carlos Núñez

También la fríen en rodajas delgadas y la consumen como botana. El color de cada pieza frita es ligeramente café, con numerosos puntos y rayitas de un café intenso. No tiene un sabor pronunciado, sino tenue. Parecido al de una papa frita, pero más suave.

Se cultiva en el Caribe y Centroamérica, en zonas húmedas. Debajo de las enormes hojas verdes de la planta está enterrado el tubérculo.

Se le conoce con diferentes nombres, como taro o kala, entre otros, lo cual depende de la región y país. Recomiendan no consumirlo crudo, por una sustancia tóxica que contiene, sino primero cocerlo; y también, que al pelarla, prevenirse de posibles irritaciones en las manos.

Tiene diversas aplicaciones la cocina. La más común es que puede colocarse al lado de un platillo como guarnición, sea en forma de rodajas fritas o como papilla, luego de machacarla. El paladar y el estómago lo agradecen. No irrita ni genera una sensación de pesadez.

En Jalisco es difícil encontrar malanga. Sin embargo, una empresa, Botanas July, la comercializa precisamente como botana crujiente y ligera, friéndola con aceite de palma de coco, aunque se ofrece en pocos negocios. Si se topa con malanga frita, adquiera las bolsitas, es mucho más nutritiva que las papas fritas saladas que pululan en los mercados mexicanos. Y a que no puede comer solo una.

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