Libros

Comparten recetas de sus países chefs migrantes

Un libro gratuito, editado por la ONU, presenta platillos de cocineras que han dejado sus países

Sergio René de Dios Corona

Baklava. Foto: Mi gran libro de cocina. ONU

“Al igual que la humanidad, la comida tiene una milenaria historia de migración y el poder de conectar a las personas a través de ingredientes, recuerdos, risas y conversaciones compartidas que se han ido incorporando en su camino. En este libro, mujeres chefs migrantes comparten sus historias y cómo la cocina ha marcado el rumbo de sus vidas. Cada chef le da un toque único a los platos que crea. Juntas representan diversas comunidades de personas migrantes de Afganistán, Brasil, Sri Lanka, México, Kenia y otros países”.

Portada del libro. ONU

Así empieza el primer párrafo del prólogo de Mi gran Libro de Cocina. Un viaje culinario con mujeres chefs que han migrado, publicado por ONU Derechos Humanos (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos) y la entidad social Nuk’s Fudo, que apoya “plenamente” a mujeres que han emigrado a Ginebra y proceden de otras partes del mundo.

Ambas impulsoras del texto señalan que “creen firmemente en el poder universal que tienen la comida y la narración de historias para crear vínculos”.

Indican que las recetas son como relatos. Cuentan con una experiencia compartida, enriquecida por las personas y los ingredientes que les otorgaron su sabor único a través del tiempo y del espacio.

Añaden que, al compartir las recetas, fortalecen las historias que nos unen. “Los platos creados a partir de estas recetas nos ofrecen la oportunidad de dar la bienvenida a personas en nuestras comunidades y establecer una conexión”.

30 recetas

El libro ofrece 30 recetas. Seis son entrantes y sopas: samosas vegetarianas, Tajín, pasteles de pescado, sopa de calabaza, sopa de lentejas y sopa de cebada.

La receta de mole aparece en el libro. Foto: Juan Carlos Núñez

También detalla las recetas de 20 platos principales: vermicelli (fideos) con carne al vapor, bollos de carne al vapor, biryani de pollo, mole poblano, rogan Josh, arroz jollof, nyama choma, kiabuli pulao, moqueca con gambas, kelewele, cuscús de verduras, fideos con verduras y tofu fritos, bhindi masala, tamales veganos de jaca, chana masala, moin moin, githeri, adas Palau, ensalada de papa vegana y red red.

Además, incluye cómo cocinar cuatro postres: burfi, bjewia, gulab jamun y baklava.

El libro es una invitación a todas las personas que lo lean a ponerse el sombrero de chef, compartir una comida con una nueva amistad y unirse a nosotras y nosotros para celebrar la comida y la migración”, destacan la ONU Derechos Humanos y Nuk’s Fudo.

Las cocineras

Platillos de las cocinas marroquí, paquistaní, tunecina, mongola, mexicana, nigeriana, keniana, afgana, brasileña, ghanesa, turca y de varios países, son descritos a detalle: ingredientes, preparación, para cuántas personas y cuánto tiempo de elaboración.

Pero tiene también fotografías de las chefs y un breve perfil de cada una, que permite acercarse a ellas, a su visión de la cocina y la historia que las condujo a emigrar.

Safa. Foto: Flavia Barile/ONU

Es el caso de Safa, quien tiene su hogar en Cabo Bon, en Túnez. se relata que “comenzó a aprender a cocinar cuando tenía solo cinco años mientras observaba a su madre y a su abuela. La primera receta que aprendió fue cuscús, un alimento básico en Túnez.

Aprendió a combinarlo con perejil y cilantro frescos, y ajo y zanahorias, y pronto también a usar hierbas aromáticas y especias en otras recetas con pescado y carne”.

Para Safa, cocinar significa “amor, afecto, creación, inspiración, y dar a otras personas una parte de nosotras mismas. No se trata solo de comida para satisfacer a otras personas, es ofrecer algo que amamos”.

La chef mexicana que aparece en el libro es Teresa. Ella aprendió a cocinar de su abuela, doña Yoya, quien fue una mujer inspiradora, que creó su propio negocio de pastelería desde la diminuta cocina de su hogar en Huimanguillo, un pueblito en el sur de México.

El texto relata que Teresa y su familia se mudaron a los Estados Unidos cuando ella tenía nueve años, pero ella regresaba a Huimanguillo cada verano. Durante estas visitas, Teresa ayudaba a su abuela en la cocina con pequeñas tareas como batir huevos, y la observaba mientras horneaba pasteles de boda para la gente local.

“Tras graduarse de arquitecta, Teresa emigró a Europa y ejerció su profesión durante más de veinte años. No obstante, se dio cuenta de que faltaba algo en su vida.

Moqueca con gambas. Foto: Mi gran libro de cocina. ONU

Finalmente encontró su pasión: cocinar comida inspirada por su tierra natal. Su objetivo es ayudar a personas mexicanas a sentirse como en casa en otro país. “Cocino los platos especiales que tu abuela prepararía para el almuerzo del domingo. Para mí, cocinar es un gesto de amor”, explica.

Con el tiempo, añade el libro, Teresa observó que cocinar ayuda a las personas a descubrir lo que tienen en común. Sus conversaciones con chefs de diversos orígenes revelaron que, aunque pueda haber grandes variaciones en el plato final, los ingredientes que utilizan son frecuentemente los mismos, como pimiento, queso y especias.

Considera que “en esos momentos es cuando encuentras puntos en común, aun cuando eres del otro lado del mundo”.

El libro es gratuito. Se puede obtener a través de la liga:

https://standup4humanrights.org/es/2022/Cookbook_Spanish_Pages_27Mar.pdf

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