Recetario

Hamburguesa frijolera

Un bollo y frijoles son la base de este antojo al que se le pueden ir añadiendo ingredientes hasta convertirlo en un plato barroco

Juan Carlos Núñez Bustillos

Hamburguesa frijolera simple. Foto: J.C. Núñez.

Tal vez traiga usted el ánimo nacional exaltado por el Mundial de Futbol y quiera mañana un desayuno con ingredientes mexicanos para ver el partido de nuestra Selección contra Corea. Quizás sea usted vegetariano o traiga alto el ácido úrico. Puede ser que sus provisiones hayan menguado. Incluso como reivindicación culinaria frente a las atrocidades de Trump, la hamburguesa frijolera es una buena opción.

En mi caso la razón de prepararla fue algo que me ocurre con frecuencia. Después de largas horas de trabajar llegué a casa con mucha hambre. La despensa y el refrigerador estaban casi vacíos. Cuando esto pasa uno tiene la tentación de gritar: “¡No hay nada!”, pero esta afirmación es casi siempre falsa.  Si se revisa bien y se abre la imaginación, seguramente algo encontrará.

Así que me puse a esculcar para ver qué había. Al hurgar la despensa, me encontré ahí una bolsa con un par de bollos de hamburguesa a punto de caducar. Poco faltaba para que en su superficie florecieran los hongos verdes, pero todavía estaban buenos. En el refrigerador destapé un botecito en el que quedaban unos pocos frijoles y más atrás vi un trozo de panela oreada. Y un frasco con chiles jalapeños. ¡Con eso hay!

Puse los panes un momento en el horno para que tomaran consistencia y no se fueran a desbaratar al recibir los frijoles. Al mismo tiempo puse éstos a calentar. Cuando los panes comenzaron a dorarse los saqué del horno, les puse los frijoles bien escurridos, añadí la panela y los metí de nuevo por unos momentos. Lo demás fue agregarles un par de rajas de chile y devorarlos.

Las hamburguesas frijoleras quedaron buenísimas. Y eso que las elaboré con los pocos ingredientes que tenía. Un chef diría que es la versión minimalista, pero con el espíritu barroco que nos caracteriza se le pueden añadir muchos más ingredientes: crema, chorizo, lechuga, jitomate, cebolla, chipotles, pepinos, calabacitas, zanahorias, tocino, mayonesa, mostaza, huevo, aderezos, otros quesos, chilorio… Algunos de ellos o, en una de esas, de todo eso.

Con frijoles refritos seguramente quedaría todavía más sabrosa.

Ciertamente está receta queda un poco lejos de los platillos moleculares o de aquellos cuyos nombres ocupan tres renglones, pero más que la receta, que no tiene mucho chiste y por ello dudé incluso en compartirles, lo que quiero es invitarles a evitar decir: “¡No hay nada que comer!” porque cuando realmente es cierta, resulta terriblemente dolorosa.

Quienes tenemos la bendición de que no nos falten alimentos, pronunciamos a veces esta frase sin sentido. Con un poco de imaginación podemos convertir unos pocos ingredientes en comidas deliciosas por las que hay que estar agradecidos.

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