Un centenar de personas se reunieron para compartir decenas de platillos elaborados con maíz. La generosidad y el sabor fueron los distintivos de la convivencia
Juan Carlos Núñez Bustillos
El maíz es mágico. Se convirtió en decenas de platillos diferentes y congregó a su alrededor a un centenar de personas que compartieron generosamente sus preparaciones con los demás. Sin otro ánimo que celebrar la vida en esta semilla y encontrarse con los otros.
La magia ocurrió el sábado pasado en el patio del Museo de las Artes Populares de Guadalajara, donde se celebró la Comida del Maíz. Las familias llevaron una preparación diferente para ofrecer a los demás.
Las dos mesas que se colocaron en el patio de la antigua casona en el centro de Guadalajara se llenaron pronto de comida elaborada con la semilla sagrada: Gorditas, rosca, esquites, torta y pan de elote, pozole, chiles rellenos de atún y elote. Tamales. Arroz y rajas con elote. Frijoles de unos y otros, también con los granitos amarillos. Calabacitas con elote, quesadillas, flautas. Platillos dulces y salados. Elaborados con elotes recién cortados o con los granos de maíz ya sazones o bien secos.
De postre, calabaza, que forma parte también de lo que se cosecha en estas fechas en las milpas. Agua fresca de granada y de maracuyá. Ambas elaboradas con frutos de los árboles de las casas de dos de las asistentes. “Son de mi patio, esta mañana las coseché”, decía feliz una de las mujeres.
El gozo fue doble. Uno para el paladar pues la comida era exquisita. Elaborada con buenas manos y mejor espíritu. Pero el gozo mayor fue el compartir. El maíz fue punto de encuentro con los demás. En el patio del museo las conversaciones comenzaban con la comida “¿Qué trajiste?” “¿Ya probaste la torta?” y terminaban con la vida: “¿De dónde eres?”, “¿A qué te dedicas?”.
La periodista Yolanda Zamora es artífice de esta iniciativa que cumple ya 20 años. Su programa de radio “A las nueve con usted”, del Sistema Jalisciense de Radio y Televisión (C7), es el vínculo que convoca a los radioescuchas a conocerse y a compartir. “El maíz es encuentro”, dijo.
Y en el patio del Museo de las Artes Populares las personas lo confirmaron. Francisco Galindo, director de ese espacio cultural, dispuso lo necesario no sólo para que los asistentes compartieran sus platillos, sino también, su palabra.
“Esto no es una comida nada más, es una convivencia. Aquí estamos platicando qué hizo cada quién y compartiendo las recetas”, dijo Irma Manzanares quien preparó rajas de poblano y arroz blanco, ambos platillos con elote.
La señora Ana María llevó unas espectaculares gorditas, rojas porque iban cubiertas de una salsa de chilacate.
Laura Huerta Marcial preparó una olla con pozole. En la mesa, repleta de platillos, comentaba: “Mi mamá tenía una cenaduría por Medrano y yo le ayudaba. Así aprendí. Me desvelaba con ella para vender cena y madrugaba porque vendía menudo por la mañana”.
“De niña lo que comíamos era maíz y frijol. Con eso crecí muy fuerte, por eso quiero tanto al maíz”, decía con una sonrisa mientras probaba una deliciosa torta de elote con rajas de chile, crema y salsa.
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