Estos frutos suelen ser menospreciados por su acidez extrema. Sin embargo, hay varios platillos en que el jugo de este cítrico es indispensable. Vale la pena aprovecharlo
Juan Carlos Núñez Bustillos
Cientos de naranjas agrias adornan en estos días las calles de Guadalajara. Caen de los árboles, ruedan por las banquetas y llegan al asfalto donde son aplastadas por los autos. Muchos tapatíos las desprecian por su falta de dulzor, pero sabiéndolas tratar se les puede sacar mucho jugo.
Los naranjos agrios, cuyo nombre científico es Citrus aurantium, son árboles muy recomendables para tener en las banquetas y jardines exteriores. El “Manual de plantaciones forestales y urbanas”, editado por la Universidad de Guadalajara, lo recomienda para plantar en los camellones.
Los naranjos agrios no son muy altos, con lo que no interfieren con los cables, y sus raíces no levantan las aceras. Se adaptan bien al clima de Guadalajara y son resistentes a las plagas. Sus flores de azahar perfuman las calles, sobre todo por la noche y sus frutos pueden ser aprovechados en variados platillos.
El jugo de naranja agria es imprescindible para preparar cochinita pibil y pierna a la cubana. Cuando no es temporada, quienes pretenden cocinar estos platillos sufren por conseguir un par de frutos.
Su jugo agrio se puede mezclar con el de sus primas, las naranjas dulces, o se puede añadir a licuados en agua que lleven fresa, guayaba, zarzamoras y otros frutos ácidos.
El agua de naranja agria es muy refrescante. Basta diluir un poco de azúcar en agua natural y añadirle el jugo de este cítrico. Esta bebida se puede convertir en un delicioso coctel para estos tiempos de calor que comienzan si se le añade buen tequila. Ni tan poquito que no se sienta, ni tanto que atarante.
Más sofisticada es la mermelada que lleva un proceso de varias cocidas para quitarle amargor (próximamente compartiremos una receta) y hay también quien confita las cáscaras y las cubre de chocolate.
Doña María Cuevas, una gran cocinera, se preparaba algunas noches una infusión de hojas de naranjo agrio. El libro “Tes curativos de México”, editado por el Instituto de Biología de la UNAM, dice: “En el sureste del país se consumen las hojas de naranjo agrio (Citrus aurantium) en cocimiento para evitar la pérdida del apetito y como calmante de los nervios. Este uso calmante de los nervios se ha generalizado hoy en día para otras especies de naranja, encontrándose a lo largo de todo México”.
Las flores de azahar no sólo perfuman el ambiente sino que con ellas se preparan también bebidas relajantes.
Es cierto que las recetas no son muchas y las naranjas no son pocas. Esto dificulta su aprovechamiento. Sin embargo, a mí me ha funcionado exprimirlas y congelar el jugo en porciones pequeñas, ya sea en bolsitas o en vasos de plástico con tapadera. Esto además facilita y agiliza la preparación del agua fresca pues basta con echar el jugo congelado al agua con azúcar.
Las naranjas agrias suelen ser muy jugosas y muy fáciles de exprimir. El jugo se puede extraer con las manos sin necesidad de recurrir a ningún instrumento. Es muy importante lavarlas bien con agua y jabón, pues tanto las hojas como los frutos guardan la tierra y el hollín que circula en la calle.
Vale la pena aprovechar estos despreciados frutos y así evitar que queden aplastados en las calles.
Además de los usos culinarios algunos manifestantes las han utilizado como proyectiles. Alguna vez un grupo de estudiantes rompió varios cristales del Palacio de Gobierno de Jalisco a naranjazos. Por eso ahora, antes de una manifestación, se ve a trabajadores gubernamentales recolectando las naranjas, aunque estén verdes.
No hay comentarios