El artista textil Gabriel Canales escribió estas palabras para una exposición de tapices dedicados al maíz
Gabriel Canales
Por más que traten de modificarme sembrándome transgénico, no es la evolución natural que ha tenido mi semilla desde que fui silvestre teocintle, hace diez mil años de agricultura indígena y campesina, cuando me legaron para el bien de todos los pueblos del mundo. Era considerado en la antigüedad regalo de los dioses, debido a mi importancia en la alimentación y el comercio en las culturas; olmeca, teotihuacana, maya y mexica. Las cuales también me consideraban fundamento de vida y raíz de su civilización. En el libro sagrado de los mayas, el Popol Vuh, participo en el origen del mundo, cuando los dioses celestes, después de intentar crear al hombre con diversos materiales, consiguieron su objetivo al emplearme hecho masa.
A pesar de mi siembra en México como maíz trasgénico, lo cual considero un crimen histórico contra los pueblos del maíz, contra la biodiversidad y contra la soberanía alimentaria; pese a mi forzada evolución, conservo mi carácter de base de la cultura, la alimentación, la vida social, religiosa y económica mexicanas.
Díganme si no; es imposible pensar en México, sin mí. Me cuecen con agua de cal para nixtamalizarme, con dedicación y cariño me muelen en el metate o a más velocidad en el molino para convertirme en masa, con la que hacen las tortillas cocidas en el comal. Porque no debemos olvidar, que una buena tortilla hace al taco y no al revés.
Además estoy presente de muchas maneras en las casas mexicanas, en las plazuelas y calles de nuestro territorio y hasta allende fronteras. A este, que esto escribe, me le aparecí en Austria, Suiza y en Alemania, hasta convertido en huitlacoche (cuitlacoche). Calientito me toman en los atoles, fresco en el tejuino, sabroso en los tamales, humeante en el pozole, desgranado en el esquite, espeso me pueden encontrar en los moles de olla, en mazorca me venden en las esquinas cocido o asado en anafre, así hasta me pueden encontrar en Atenas, hecho polvo estoy en el pinole y en forma de palomitas, hasta ven películas conmigo. En México, de los cereales, soy el rey.
También he sido fuente de inspiración para adornar trojes y cocinas, donde mis mazorcas cuelgan descubiertas de sus hojas. Con mis olotes agrupados en forma de tambor, desgranan mazorcas. Me han pintado, esculpido y ahora me tejen. Vivan los maravillosos tapices de esta exposición “Maíz”, que dan cuenta de elotes y mazorcas: tiernos y secos, enteros o desgranados a los que la trama atrapó en la urdimbre de un telar.
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