Dos leyendas narran el origen de este popular bocadillo. Aquí te las contamos y presentamos una adaptación muy mexicana
Beatriz Rosette Ramírez
Sándwich ¿De dónde viene esta palabra? En una ocasión, escuché decir que el famoso sándwich que hoy se disfruta en casi todo el mundo y que ha tenido una infinidad de variaciones proviene de un caballero inglés que tenía como virtud ser muy generoso.
Este hombre les llevaba a sus trabajadores del campo dotaciones de comida. La leyenda cuenta que eran tantos los que ahí trabajaban que se hacía difícil trasladar grandes cantidades de quesos, pan, carnes frías y legumbres. Así que decidió tomar pares de panes como si fuera una caja y colocar en medio todos esos alimentos para reducir espacio en donde los transportaba. Era además una manera más cómoda higiénica para los comensales, pues sólo tomarían los emparedados, sin ensuciarse el relleno.
El sitio www.guioteca.com señala que existe otro mito en cuanto al origen del término sándwich. Proviene también de Inglaterra. Se cuenta que el cuarto conde de Sándwich, John Montaagu, era un jugador empedernido, por lo que mucho tiempo lo pasaba en una mesa de juego.
Su ludopatía llegó tan lejos que un día no tenía tiempo para almorzar, ya que estaba en medio de una partida. Esto lo obligó a llamar a uno de sus sirvientes y le pidió que le trajera cualquier cosa para comer. Al cabo de unos minutos el mozo regresó con una bandeja llena de alimentos. En ese momento, el conde tomó dos rebanadas de pan, introdujo un pedazo de carne en el medio y se lo comió gustoso.
Sin embargo, lo más extraño de esta historia no fue su creación, sino que en su testamento dejó en claro que el mejor legado que le dejaba a su país era la creación del “sandwich”. Ambas versiones coinciden surgen por el siglo XXVII.
A la mexicana
Dicen algunos expertos que usar la imaginación es hacer magia; varios enunciados coinciden en que usar un conjunto de conocimientos, trucos y habilidades con las manos, a través del juego y la imaginación, conllevan a la realización de cosas sorprendentes, ¡y a veces exquisitas!
Para evocar la imaginación-magia sólo es cuestión de dejarse llevar al caminar por los mercados tradicionales de nuestro país. Es como internarse a esos encantamientos, con los olores, sabores, texturas, apreciar sus colores y escuchar el bullicio de esa atmosfera que envuelve, un sitio del que resulta difícil sustraerse.
Prepararemos la canasta para echarle los ingredientes necesarios y preparar una versión mexicana de una tradición inglesa: un sándwich azteca.
[su_tabs active=”1″][su_tab title=”Ingredientes”]
- 8 pencas grandes de nopal
- 8 rebanas de queso adobera (para fundir)
- 6 limones grandes
- Pimienta negra molida
- 6 ramitas de epazote
- 1 diente de ajo
- ½ cebolla
- 5 champiñones o huitlacoche.
- 9 tomates verdes
- 1 cuadro pequeño de mantequilla.[/su_tab]
[su_tab title=”Procedimiento”]
Tocar los alimentos con las manos fue una enseñanza de mi abuela. Ella decía que desde ahí se bendecía la mesa. El rito inicia desde lavar muy bien las pencas de nopal y todos los componentes, es algo así como bañarlos para darles vida y transformarlos.
Las pencas se maceran con el jugo de los limones y una pizca de pimienta; en tanto se pican muy finamente los champiñones y el epazote. Aparte, se licuan los tomates, la mitad de la cebolla y el diente de ajo.
En la estufa se coloca en la cacerola una pequeña porción de mantequilla, al derretirse se vierten los champiñones o cuitlacoches, que se cocerán a fuego lento permitiendo que suelten su jugo. Antes de que los hongos cambien de color se añadirá el epazote hasta convertirse en una mezcla homogénea.
Cuando los vegetales han tomado un color oscuro, se agrega el recaudo de la licuadora. A partir de este momento se cuentan 15 minutos en los que el fuego dará vida a una nueva sustancia. Se ha conjurado un hechizo de sabor, en una pócima espesa que da un color verde maravilloso.
En un tercer momento se asan las pencas de nopal incorporando ocasionalmente el jugo de limón. Una vez hecho esto se utiliza un nopalito para dar inicio a la forma al sándwich. Se toma una penca de nopal asado poniéndole dos rebanadas de queso y el guisado de champiñones. Enseguida se cubre con otra penca, confeccionando así un emparedado. Dele vueltas persistentemente hasta que el queso vaya fundiéndose poco a poco. Con las ocho pencas se elaborarán cuatro sándwiches correspondientes a cuatro personas. Se puede acompañar con una copa de vino tinto.
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