Desde hace tres generaciones la familia de esta mujer ofrece una enorme diversidad de los platillos más típicos de la cocina tapatía
Juan Carlos Núñez Bustillos
Acudir a comer con Doña Mary en el mercado Alcalde es una delicia, pero lleva también su dosis de sufrimiento, pues son tantas las ricuras que prepara esta mujer que decidirse por un plato es realmente difícil. Mientras uno escucha la letanía de opciones se empieza a salivar, llega la angustia ¿qué elegir? Una vez pasado el trance, lo demás es deleitarse con el auténtico sabor de la cocina tapatía.
Carne de puerco con chile, chiles rellenos, pipián, mole, chicharrón guisado, caldo de res, milanesa, bistec ranchero o en salsa verde, pollo, carne asada, arroz, sopa de pasta y frijoles son algunos de las opciones que se encuentran a diario.
Pero además, cada día de la semana tiene su especialidad: los lunes, albóndigas en chipotle; los martes, bistec con chile pasilla y espagueti; los miércoles; espinazo y garbanzos; los jueves, sopa de médula; los viernes, filete de pescado y sopa de verduras y los sábados; rellena, alambres y carne en su jugo.
Doña Mary vende también el atole blanco que ha caído en desuso. Se prepara solamente con masa de maíz, sin ningún otro sabor, y se endulza con piloncillo. Esta fonda es una de las pocas en que todavía se puede probar esta tradicional bebida.
En Cuaresma, los asistentes disfrutan de la comida más típica de la temporada en la región: tortitas de chinchayote, tortitas de camarón, tortitas de papa, caldo de pescado, nopales con huevo, huevo con ejotes y capirotada.
En uno de los pasados viernes de cuaresma “hicimos 800 tortitas de camarón y cuatro cazuelas de capirotada para la que necesitamos cinco costales de bolillo. Todo se acabó”, dice sonriendo Doña Mary.
Recuerda que empezó a trabajar en ese puesto cuando tenía ocho años, “le ayudaba a mis papás”. Ahora tiene 72 y cuatro hijos que heredaron su sazón, dos de ellos trabajan con ella. “De la cocina, todo se me hace fácil y mis hijos salieron muy buenos para cocinar. Hugo hace el mole, le queda bien rico, él muele los chiles y todo. A Paco le salen riquísimos los chiles rellenos”.
Los clientes
Manuel Francisco Guevara Ayala, hijo de doña Mary, es un experto en preparar chiles rellenos. Mientras los capea en el huevo que acaba de batir cuenta: “Hay personas que vienen hasta dos o tres veces por semana. Otras viajan desde Chapala, Santa Anita o los Trejos. Hay una señora y su hija que vienen desde hace años y siempre piden lo mismo: carne de puerco con frijoles. Hay un chofer de Uber que viene cada semana y lo único que pide es caldo de res. Se acaba hasta los huesitos, no deja ni para los perros”. Sentado en una banca el joven aludido asiente con la cabeza mientras ruñe uno de los huesos. “Yo no falto, está bien sabroso”, afirma satisfecho.
Como en toda cocina, uno de los secretos de Doña Mary es contar con ingredientes frescos y de primera calidad. Ismael Vázquez, uno de los empleados de la fonda, cuenta que, por ejemplo, los nopales los llevan de San Esteban “muy frescos, recién cortaditos”.
Francisco menea una cazuela repleta de arroz coloradito, suelto y esponjado. “Somos ya la tercera generación aquí. Empezaron mis abuelos”.
Añade que trabajan todos los días de siete de la mañana a seis de la tarde y que cierra el 25 de diciembre, el 1 de enero y el 12 de octubre, “ese día hay que irle a dar gracias a la Virgencita de Zapopan porque nos echa la mano”.
Así que hay oportunidad para ir una y otra vez a saborear las delicias de Doña Mary y aliviar la angustia de tener que elegir entre tantas delicias.
Los datos
Fundado en: Hace tres generaciones.
Especialidades: Sopa de médula, espinazo y chiles rellenos.
Precios en: Entre $65 y $80 pesos la orden.
Dirección: Mercado Alcalde. Pino Suárez #391. Entre Angulo y Herrera y Cairo. Centro de Guadalajara.
Horarios: 7:00 a 18:00 horas todos los días. Solamente cierra el 12 de octubre, el 25 de diciembre y el 1 de enero.
*Nota: Estos datos están actualizados a la fecha de su publicación.
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