Primer plato

El café, una compañía indispensable

Beatriz Rosette Ramírez

Café. Foto: Juan Carlos Núñez.

Pocas son las personas que no requieren del efecto tonificante del café para comenzar el día. Esta enigmática bebida no estuvo presente en la historia de nuestros antepasados, ya que nuestros ancestros consumían primordialmente el chocolate y el atole de maíz. Quiero imaginar que era una muy buena dotación de energía, incluso infiero muy similar al café.

La historia cuenta que el café llegó a América con los inmigrantes franceses en el siglo XVIII, y ellos introdujeron su cultivo en Centro América y Sudamérica. A mediados de ese siglo el café ya era producido en Córdoba, Veracruz, para el consumo local y exportación a Alemania, África y Gran Bretaña

Café. Foto: Juan Carlos Núñez

Las estadísticas muestran que en el territorio azteca el café se cultiva actualmente en doce estados: Chiapas, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, San Luis Potosí, Nayarit, Colima, Jalisco, Querétaro, Tabasco. La época de recolección del café inicia en el mes de septiembre y concluye en marzo del siguiente año. Sin embargo, con el tiempo se localizaron otras regiones donde se producía el café en un muy buen tamaño de grano rojo.

Según la narración de Quadratin (2013), desde mediados del siglo XIX el café de Uruapan, Michoacán, empezó a figurar entre los de mejor calidad que se producían en ese tiempo en México. De tal suerte que, en 1876, por su calidad y buen sabor, logró obtener un premio internacional en la Exposición de Filadelfia, misma que motivó a varios uruapenses a dedicarse a su cultivo.

“La Lucha”

Sé de un producto denominado “Café La Lucha” el cual se ostenta en su leyenda de publicidad como el mejor café de la región desde hace 90 años. Sus plantaciones son pequeñas y se cultivan entre el aire frío de sierra michoacana y la meseta Tarasca. Su producción es limitada, su aroma es suave y equilibrado, y posee un generoso e intenso sabor que perdura en el paladar. Los secretos de la elaboracion revelan que es el secado y descascarado de manera manual en la planta de producción en Uruapan, así como el tostado y la selección del café que se sigue cosechando aresanalmente, lo que le dan un sutil toque mágico.

Café La Lucha. Foto: Sergio René de Dios.

El café La Lucha se ubica a media cuadra de la pintoresca plaza principal de Uruapan. Cuenta con un área de mesas y sillas a las que llegan los vecinos y turistas a saborearlo, contitguo al local se vende en porcciones de cuartos, medios y kilogramos. El aroma envuelve el negocio.  La fragancia traspasa el establecimiento hasta la tipica plazoleta. Es una nube invisible que  atrapa el olfato.

Una bebida versátil

Para muchas personas el día da inicio sentando al fogón una olla para preparar café, otros encienden las modernas cafeteras eléctricas. Todos procedemos a elavorar una infusión de café molido y en agua caliente, en diferentes texturas y presentaciones. Los expertos sugieren que las seis formas más conocidas son:

  • Expreso= café más agua
  • Cortado= Expreso más leche
  • Café Latte= 1/3 de expreso y 2/3 de leche
  • Americano= Expreso más agua
  • Capuchino= Expreso más leche +espuma de leche
  • Moka = Expreso más leche, más chocolate.

Sin duda alguna el café se ha convertido en una de las bebidas más populares y consumidas en todo el mundo.

Aunque los aficionados cotidianos tenemos estilos particulares de prepararlo, servirlo y por supuesto tomarlo; quizas no tan diferentes, pero sí muy personales y tal vez, cien por ciento familliares. Me refiero, a las costumbres de la familia, nos inclinamos a diferentes formas de preparación. Por citar un recuerdo en mi cabeza y corazon, visitar a mamá muy de mañana era propicio para que ella preparara un “café de leche”. Es decir, disponer de un tanto de leche hervida para vertirle una porción de café instantáneo y esparcirle canela en la superficie. Esta aromática bebida conlleva a la compañía y la charla.

Café capuchino. Foto: JCN.

Otro ejemplo está en la aleación del café con canela, que genera los matices perpfectos para el primer sabor del día; en la intimidad de nuestra casa, casi en el momento de amanecer. Para muchos consumidores este punto equivale a la reflexión de la aventura, de lo que está por venir. O quizás esa mezcla deliciosa de café con rompope que mueve todas las fibras del interior activándolas para procesar una buena digestion, en un desayuno con carne. O por la tarde noche, hay quienes toman café con un chupito de vodka en eternas tertulias con amigos entrañables. Esta modalidad ha abierto una gran variedad de licores que acompañan al café tomándolo dulce o amargo, según el paladar; hay quienes prefieren por la tarde-noche la selecta compañia de un buen café y un libro.

Una humeante taza de café invoca un viaje de los sentidos; el olfato, vista, gusto, así como el tacto en el paladar que transporta a una experiencia incalculable que reconforta toda la masa corporal. Este protagonista  ha compañado a sus adeptos y no adeptos en la andadura de su dario vivir, incluso se ha hecho presente en momentos significativos de las crónicas de algunos hombre y mujeres. Conduce en ocasiones las conversaciones tensas que delinean el colofón de una larga interacción afectiva o de negocios. También, su presencia es muy marcada hasta en las despedidas, siendo el brebaje infalible en los rituales fúnebres. El café hace presencia. Es indispensables en muchos espacios de la vida del ser humano.

Siempre hay una historia que compartir, y regularmente lo hacemos acompañados del humeante y aromático café.

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