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El “Jergario Tapatío” y sus antojos

Este glosario humorístico de tapatiísmos incluye varios términos gastronómicos que van desde el verbo “gusguear” hasta palabras como “agarroso”, “salchipulpo” o “guasana”

Juan Carlos Núñez

jergario (1)Nieve de garrafa, pachola, torta ahogada, pitaya, salchipulpo, boli, cazuela, birria, caballito, biónico, morusas, papas, birote, lonche, jericalla, tejuino, guasana, guámaras, chilaquiles y tequila son algunos de los términos que se definen en el “Jergario tapatío ilustrado. El sabor de nuestra lengua”.

Se trata de un glosario humorístico de palabras tapatías escrito con jiribilla por más de cien autores que “arrejuntan las mejores palabras de nuestra chora cotidiana […] El “Jergario tapatío ilustrado” busca semblantear el cuchileo local desde una perspectiva bien periquetera, para que lo disfrutes en un equipal con una torta ahogada”, según se lee en la contraportada de este libro editado por la Universidad de Guadalajara y el ITESO.

Cada uno de los términos está ilustrado. 35 artistas participaron con su propuesta gráfica para darle más sabor al jergario tapatío.

No es un glosario gastronómico, pero de las 130 entradas que forman el libro una veintena se refiere a la comida local. Sobre todo se definen platillos e ingredientes, pero también hay verbos como chuchuluquear y gusguear. Y otras palabras relacionadas con el buen paladar tapatío. Por ejemplo: “Caballito”, el “vasito tequilero, de una o dos onzas, para aquí y para llevar” o el equipal, el trono desde el que el tapatío, “encima de la piel de una bestia se toma su michelada mientras ve el clásico de los clásicos Chivas vs. América”.

Entre las definiciones de las delicias está la pitaya que, dice Susana del Real, “en los días cálidos de mayo baja de los cerros y sube de las barrancas para anunciarse con megáfono por las calles y para lucirse en los puestos de las Nueve Esquinas”.

Luego de disertar sobre el tejuino, Gerardo Lammers concluye: “Más que beberse o comerse, el tejuino se bate”.

Elba Castro explica que las guámaras son los guamúchiles y añade: “El mejor instrumento para bajar guámaras es el gancho guamuchilero, hecho de carrizos de más de tres metros, al que se amarra la punta de un gancho de ropa. Su alto contenido de proteína provoca gases después de ingerirlo”.

Mariana Recamier escribe que la guasana “es el fruto arrebatado de un fruto que tuvo que ser otro porque no le permitieron madurar. El tapatío, como buen cristiano, lo come después de ir a misa”.

Alicia Caldera escribe sobre el salchipulpo y su historia: “Dicen los vendedores ambulantes que el sachipulpo nació en Tlaquepaque y luego se extendió por toda la Zona Metropolitana. La preparación es sencilla: se fríen las salchichas –cada una con varios cortes verticales hasta la mitad- hasta que toman la forma de pulpo. Los cortes, ya ondulados forman los tentáculos. Se sirve en plato de unicel y se le pone cátsup, mostaza, limón o chile de botella al gusto”.

Un sabroso libro para disfrutar con una torta ahogada, aunque se manchen las hojas.

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