Primer plato

El plato que somos

Hay personas que son como el caldo de setas, no saben a nada, otras son reposadas como el vino de reserva

Nené Ortiz / Cádiz

Lentejas guisadas. Foto: JC Núñez

Yo entiendo el mundo a través de la gastronomía (hasta Dios se hace pan) con ella todo puede explicarse incluso el carácter de la gente, por ejemplo: hay personas aunecidas[1] (como las lentejas que aumentan una barbaridad) y desaunecidas (como el calamar que una vez guisado merma que es un gusto). Hay personas que son como el caldo de setas, no saben a nada, otras son reposadas como el vino de reserva, otras son correosas y duras, otras blandas y dulces como un bizcocho borracho. De todo hay. Yo creo que vamos cocinando el plato que somos con los ingredientes que la vida nos da y con los que elegimos y nos regalan los demás.

Victorita nació con una materia prima defectuosa, de huesos frágiles y espíritu poco combativo. Victorita ha conseguido que el nombre no le venga grande gracias a empatizar con el dolor ajeno, a saber escuchar las palabras que no se pronuncian. Victorita ha comprado en el mercado de la vida los ingredientes que alimentan cerebro y corazón. Victoria creo que la llaman ahora.

Belén, sin embargo, nació con una espesa cabellera rubia, huesos fuertes y carácter decidido y enérgico. Belén se anda todos los días doscientos mil pasos (ni uno más, ni uno menos) y los cuenta con un aparatito que lleva en la muñeca. Belén va tres días en semana al gimnasio a hacer pesas levantando 50 kilos (ni uno más, ni uno menos) y tres días a la piscina en la que se hace cuarenta largos (ni 1 + ni 1 -)… Y así. Belén tiene una fuerza de voluntad a prueba de bombas. Sin embargo, Belén ha conseguido hacer de sí misma un plato indigesto y de poco alimento. Un plato hecho para alimentar el orgullo y la culpabilidad. Este plato se suele servir mucho en los internados religiosos y en los cuarteles.

Bueno, pues eso, que seáis capaces de guisaros hoy poniendo los mejores ingredientes que tengáis en la despensa del corazón.

 

[1] Es un regionalismo de La Rioja, España, de donde es oriunda Nené. Significa: “Cundido, dado de sí, aumentado de volumen, dando mucho rendimiento en el trabajo. Se aplica a la vianda que cunde mucho” (Wikirioja)

 

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