Recetario

Huevo en papas

Este desayuno alburero permite aprovechar alguna papa rezagada en el refrigerador para convertirla en una sabrosura

Juan Carlos Núñez Bustillos

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Fotografía: Juan Carlos Núñez Bustillos

Bauticé este sabroso desayuno con un albur. Un poco por divertimento y un mucho porque entre tantas cosas que aprendí de mis maestros periodistas y de algunos cocineros, es que a las cosas hay que llamarlas por su nombre y que en muchas cocinas y en muchos textos periodísticos sobra la pretensión y falta la precisión.

Para estar a la moda del actual glamour gastronómico también pudo haberse llamado “Gallinita no nata en corona papal en trío de capsicum” o algo por el estilo, pero creo que tanto en la cocina como en el periodismo hay que ser conciso y discreto. En las Redacciones y en los fogones la calidad está en los ingredientes y en la buena manufactura. No en la parafernalia.

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Fotografía: Juan Carlos Núñez Bustillos

Me pareció que huevo en papas era un término preciso (y además, juguetón) porque el huevo está dentro de un “recipiente” de papas. Ya verán que es distinto al huevo con papas o a las papas con huevo, aunque los ingredientes principales sean los mismos.

La historia de este plato es como muchas de las recetas que preparo. Hambriento, abrí el refrigerador a ver que había. Y no había mucho. Encontré en el fondo una solitaria papa cocida que había quedado de alguna preparación anterior y algunos huevos.  Con eso y chiles secos que nunca deben faltar en una cocina, me preparé este rico desayuno.

 

[su_tabs active=”1″][su_tab title=”Ingredientes”]

  • Un huevo
  • Una papa cocida
  • Un chile ancho
  • Un chile morita
  • Un chilacate
  • Medio diente de ajo
  • Un chorrito de vinagre
  • Sal

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[su_tab title=”Procedimiento”]

Se limpian los chiles y se les quitan las semillas. Si falta alguno de estos chiles, no importa. Use los que tenga. Eso sí, que sean de los secos. Se ponen a hervir en agua, no mucha. En cuanto suelte el hervor se retiran del fuego y se dejan enfriar. Se muelen los chiles en un poco de la misma agua en que se remojaron, con el ajo, la sal y un chorrito de vinagre. Si hiciera falta se añade un poco más, pero no debe quedar muy aguada. Es muy probable que la salsa sea demasiada para la preparación. Si ese fuera el caso, guárdela para preparar con ellas unas enchiladas o unos sopes. Mientras, se parte la papa en pequeños cubos y se fríe en un poco de aceite. Cuando estén doraditos se sacan. La salsa se fríe en el mismo sartén en que se doraron las papas. Cuando comience a espesar se devuelven los cubitos del tubérculo y se mantiene en el fuego por un rato más hasta que la salsa espese y se haya adherido a los trocitos. Con ellas se hace una especie de dona o corona en cuyo centro se vierte un huevo. Se añade un poco de sal de grano y se tapa.

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[su_tab title=”Presentación”]

Cuando esté listo, el huevo se habrá adherido a las papas. Se saca con cuidado para mantener la forma. Se acompaña con birote o con tortillas. Y de lo que se le antoje: frijoles en sus diferentes variantes, jamón o tocino. O todo eso y más cosas.

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