Pan pita con verduras, mejor de lo que parece

Este sencillo antojo, que no es una pizza, es muy fácil de preparar y permite dar buenas cuentas a médicos y nutriólogos

Juan Carlos Núñez

Cuando yo era niño solamente había una pizzería en Guadalajara. Al menos que yo conociera. Era la gloriosa Papa Bambinos que lamentablemente desapareció hace ya muchos años. Ahora casi en cada esquina hay un expendio de pizzas.

En buena parte de ellas se utilizan ingredientes industrializados y artificiales que convierten a la pizza en uno de los principales enemigos de doctores y nutriólogos. En ocasiones los llamados quesos ni siquiera lo son. Se trata de productos procesados elaborados principalmente con grasas y saborizantes.

Eso no les quita su sabor. Muchas de ellas son muy ricas a pesar de no ser muy saludables, otras saben “plasticosas”. Su precio relativamente accesible, las entregas a domicilio y la facilidad para servirla la hacen uno de los platillos más populares para ordenar a casa.

Recientemente he preparado pan pita con verduras que se parecen un poco a una pizza. Además de que este antojo me quedó muy bueno, me permitirá no dar tan malas cuentas a los médicos y a la nutrióloga en las próximas citas.

No me gusta llamarle pizza porque no los es, pero resultó mucho mejor de lo que esperaba. La receta es muy fácil.

Embarre un pan pita con aceite de oliva (poquito para que no lo regañen). Rebane cebolla, calabacita y jitomates. También puede utilizar morrón y otras verduras de su preferencia (muchas para que lo feliciten) y distribúyalas sobre el pan. Crudas.

Sazone con un poco de sal (poquita para que no lo regañen), tomillo, orégano, albahaca… Las hierbitas que tenga a la mano (muchas, para que lo feliciten). Llévelo al horno hasta que el pan se dore.

Disfrútelo y el día que quiera una pizza que sea realmente pizza disfrútela (aunque luego tenga que confesar el pecado), pero elija una que tenga queso de verdad.