Pegoste con crema de Tapalpa, la gran sorpresa

De la combinación del lácteo con el dulce de durazno típico de esa zona serrana de Jalisco, resulta un exquisito postre

Juan Carlos Núñez Bustillos

Fue un descubrimiento maravilloso. Lamento no haberlo conocido antes y me pregunto por qué sucedió esto si he disfrutado durante años de ambos ingredientes por separado. ¡Sólo faltaba reunirlos! Tuvo que pasar más de medio siglo para tener la oportunidad de saborear esta delicia: pegoste de Tapalpa con crema de allá mismo.

Me lo presentó esta semana Lidia, una querida amiga y compañera de trabajo. El lunes en medio del trajín en la oficina me dijo: “Encargué crema y pegoste de Tapalpa, ¿quieres?”. Por supuesto que correspondí a su generosa invitación con un rotundo sí.

Me imaginé que me compartiría un poco del espeso dulce de durazno, típico de la sierra de Tapalpa, que tantas veces he saboreado, pero al regresar de una reunión me encontré en mi escritorio un pequeño plato con una porción de pegoste y al lado ¡un par de cucharadas de crema!

Pelé los ojos y tras el instantáneo pasmo, no dudé ni un segundo en mezclarlo y darle la primera cucharada. Me sorprendió el exquisito resultado de la combinación. También me asombró que, siendo un tragón empedernido, nunca lo hubiera probado ni hubiera tenido noticia de su existencia. No fui el único, otros colegas compartieron su sorpresa.

Coincidimos en que, aunque muchas veces hemos visitado Tapalpa y saboreado los lácteos y los dulces característicos de la región, no habíamos disfrutado la combinación de pegoste y la crema de Tapalpa.

A lo largo de los años he disfrutado de postres parecidos, principalmente el ate de membrillo con queso y el guayabate o la calabaza en tacha, revueltos con leche. En Cuba probé el Romeo y Julieta (guayabas en almíbar con queso crema). Todos riquísimos, pero me faltaba esta delicia de Tapalpa.

Fue un feliz descubrimiento para mí. Si usted tampoco ha probado este riquísimo postre, no tarde. Y, si ya lo sabía, no deje de aprovechar esta ocasión para volver a saborearlo. Unos y otros tenemos pretexto para visitar cuanto antes Tapalpa.