Primer plato

Rosca de reyes, una tradición que llega a Texas

Poco a poco el festejo de los Reyes Magos crece en Estados Unidos. En panaderías propiedad de mexicanos y en algunos supermercados ya se encuentran las roscas

Marisa Núñez Bustillos / El Paso, Texas

Fotografía: Marisa Núñez

Fotografía: Marisa Núñez

Para el día primero de enero, máximo el día dos, los adornos y luces navideñas empiezan a desaparecer en la mayoría de las casas en El Paso, Texas. Las tiendas ponen todo los artículos navideños de oferta, casi regalados, y los pasillos se llenan de chocolates en envolturas de corazones rosas, dulces y monos de peluche haciendo alusión al día de San Valentín.

La Navidad se acabó y ahora hay que preparase para la siguiente fecha en la que hay que participar y gastar otra vez en regalar algún dulce, chocolate, tarjeta o monito de peluche a los amigos, las maestras y, por supuesto, al ser amado. En Estados Unidos, el calendario se guía por los productos que ponen en los pasillos de las tiendas más que por otra cosa. Si ya pasó por aquí Papá Noel, ya no hay más Navidad.

Sin embargo, por ahí queda alguna que otra casa que todavía enciende sus luces y sus arbolitos de Navidad y uno reconoce que en esa casa vive de seguro algún Latino. La tradición dice que se quitan los adornos hasta después del día de los Reyes Magos.  En mi cuadra todas las casas tenían luces, hoy sólo quedan cuatro con adornos y efectivamente en todas ellas vivimos los “mexicanos” (léase latino de cualquier parte, aquí todos somos mexicanos). El festejo de los Reyes Magos, es una herencia claramente española y los estadounidenses no participan de ella.

La famosa Rosca de Reyes, además de ser toda una tradición, es el mejor pretexto para volver a reunirse ya sea con la familia o con los amigos y sentir que todavía queda un poquito de Navidad y que no se ha acabado la fiesta. Nadie quiere despertar de la “magia” de la Navidad y volver a enfrentarse a la realidad del trabajo, las clases y los pagos de las deudas que adquirimos en diciembre. La reunión de la Rosca sirve para aliviar un poco la sensación de la famosa cuesta de enero.

Fotografía: Marisa Núñez

Fotografía: Marisa Núñez

La rosca es un pan más bien seco y si no fuera por el chocolate caliente en donde se sopea, sería difícil de comer. Tal vez por eso últimamente se venden en las panaderías las roscas rellenas como para quitarle un poco lo soso. No sé a quién se le ocurrió esta idea, pero al que haya sido se le agradece profundamente.  Algunas roscas las rellenan de frutas secas, otras de cajeta y otras de crema chantilly. La novedad de este año es la rosca rellena de queso crema dulce. Pero la verdad, es que la rosca original no lleva ningún relleno, si acaso un poco de esencia de azahar, de anís o de naranja según la panadería en donde se prepare.

Aquí en Texas empezaron a vender roscas hace relativamente poco, antes era muy difícil encontrarlas. Ahora las hay en algunas panaderías locales manejadas por mexicanos en donde usualmente se vende pan dulce y bolillos, y en algunos supermercados que venden pan, claro, estas roscas son tradicionales algunas industrializadas y por supuesto sin relleno.

Mis tías hacían la rosca en la casa. Era una rosca un poco diferente pues en el interior además del famoso “monito” que representa al Niño Jesús, mis tías escondían un dedal, una cruz, un anillo y una moneda.  Todo esto lo lavaban con cloro, agua caliente, jabón y lo envolvían en papel de aluminio para que no se contaminara la rosca y además para que se viera a simple vista y nadie se la fuera a tragar.  El dedal significa que la persona que se lo saca, se quedará a “vestir santos”, es decir quedará soltero, el que se sacaba la cruz se iría de cura o de monja, el anillo significa que esa persona se casaría en ese año y el afortunado que se sacaba la moneda tendría suerte con el dinero. Nadie quería sacarse ni el mono, ni la cruz, ni el dedal, ni el anillo pero en cambio todos querían la moneda.

La verdad es que no conozco a nadie más que incorpore estos otros elementos en la rosca más que mi familia, pero en todo caso, hacía de la ocasión un momento mucho más divertido.

Fotografía: Marisa Núñez

Fotografía: Marisa Núñez

La tradición dice que  cada quien parte su pedazo en donde quiera, este es el único pan que se rebana de manera desordenada. Las partes más cotizadas son las que están libres de las famosas frutas cristalizadas, la mayoría prefiriere la parte donde está la costra de azúcar. Al final de la reunión y a la hora de recoger los platos sucios, uno siempre encuentra las frutas cristalizadas dejadas discretamente en la orilla del plato.

Tampoco conozco aquí a  casi nadie que se haya sacado “el mono” y que cumpla con la tradición de los tamales el 2 de febrero día de la Candelaria. Para ese entonces parece que ya todos se resignaron a que la fiesta  sí se acabó, que las deudas son reales y seguramente estarán ya pensando en el regalo sorpresa que harán del día de San Valentín.

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