“Cuando das la primera mordida a esa tortilla untada de frijoles grasositos sientes un sollozo de nostalgia y alegría”
Eduardo Mendieta / Querétaro
Cuando pienso en “taquitos de frijoles”, lo primero que viene a mi mente son los frijoles refritos que prepara mi mamá. Imagínense la escena: de joven, cuando ya decides independizarte y vivir con tu pareja o por tu cuenta y conoces el verdadero sufrimiento de organizar tus tiempos y recursos para poder ser el orgullo de tu familia, pero muchas veces no lo logras ni comiendo sopas instantáneas todos los días y si, además, te rompen el corazón, lo único que quieres es ir por el apapacho de mamá.
Llegas a casa de mamá y cuentas un poco de tus penas mientras ella está cocinando. Te sirve un plato con frijoles y el guiso. Por más sencillo que sea, al agarrar tu primera tortilla, untarle esos frijoles refritos grasositos y añadirle un poco de ese guisado, das la primera mordida y sientes un sollozo de nostalgia y alegría, así como el crítico gastronómico Ego de la película Ratatouille.
Esos son mis mejores recuerdos de los taquitos de frijoles. De esos frijoles refritos que por más que quiera igualar en sabor, nunca he logrado.
Y es que, la verdad, todos tenemos en nuestras familias a las mejores chefs del mundo: nuestras mamás y abuelitas.
Esa considero es la esencia del amor por la cocina. Esas experiencias que vamos generando con nuestros seres queridos. Entonces, “taquitos de frijoles” para mí, significan nostalgia, añoranza y amor puro.
¿Para ustedes, qué significan?
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