Primer plato

Tejuino, la bebida sagrada de los wixáricas

Preparar esta bebida ancestral elaborada con maíz fermentado implica un ritual que dura cerca de un mes

Juan Carlos Núñez Bustillos

Foto: Juan Carlos Núñez B.

Su nombre significa: “los colores del maíz”. Tausima es una joven wixárica, oriunda del municipio de Bolaños que ofrece orgullosa un trago de tejuino, la bebida sagrada de su comunidad, mientras cuenta los rituales y el procedimiento para elaborarlo. “No cualquiera lo puede preparar”, aclara.

Su nombre oficial es Érica Carrillo Carrillo, pero su nombre original es Tausima. “Me lo puso mi abuelo. Me dijo que había soñado a una mujercita y que él iba por un camino lleno de maíces de colores, que estaba bien bonito porque había rojos, rositas, blancos, azules… Y se preguntó: ‘¿Por qué habré soñado esto?’ Dos días después nací yo. Entonces tuvo la respuesta y me puso Tausima que significa los colores del maíz”.

Foto: Juan Carlos Núñez B.

Tausima cuenta esta historia en el Museo de las Artes Populares de Jalisco. Sobre una mesa muestra algunos de los platillos tradicionales de Bolaños: tejuino, chile de guaje, mangos barranqueños y tortillas azules. Hay también jomates (jícaras) sobre los que se despliegan granos de maíz (iku) de diferentes colores: iku yuame (maíz azul), iku hawelasi (maíz rojo), iku tatailawy (maíz morado) e iku tusa (maíz blanco).

“Nuestro tejuino no es como el de aquí, es más fuerte porque se fermenta, tiene alcohol”, narra Tausima y añade que se trata de una bebida tradicional que se prepara con todo un ritual para diversas celebraciones como las fiestas del tambor, del toro, del elote, del esquite, del peyote y Semana Santa.

“No cualquiera puede hacerlo”, insiste la joven wixárica. El proceso lleva varios días. Por ello quienes lo preparan deben ser muy precisos para que el tejuino esté listo y en su punto, justo a tiempo.

Foto: Juan Carlos Núñez B.

“Primero se preparan círculos de arena donde se pone a germinar el maíz, deben estar bien parejitos. Se riegan cada tres días más o menos. Como a los quince días, cuando ya están germinados, se sacan y se ponen a secar en el sol, unos cinco días hasta que estén bien secos, casi tostaditos. Después se muelen bien y se cuelan, el polvito, lo más finito, se pone en una olla y se hierve durante un día y medio”.

El fuego, explica, debe ser encendido por un marakame que hace un ritual y pronuncia algunas oraciones “para que las mujeres tengan esa ayuda ancestral y les quede bueno”.

Las mujeres de cada familia preparan cerca de 40 litros de la bebida. Ellas son las encargadas de cuidar el tejuino sobre durante el día, la noche y el medio día siguiente que pasa en el fuego. Para que salga bueno, cuenta Tausima, durante ese tiempo “las mujeres solamente pueden comer frijoles y tortillas; y solamente pueden beber agua natural porque si toman algo dulce, amargo o de sabor, ese sabor se lo pasan al tejuino. Tampoco pueden estar con su marido. Cuando no sale bueno, se burlan de la mujer porque quiere decir se acostó con su marido”.

Tras el día y medio sobre el fuego, el tejuino se deja enfriar todo un día para que fermente y se vuelve a colar. “Tiene que quedar amargosito”. Ya listo, el tejuino se ofrece junto con tamales de maíz y frijol. “Y se tiene que acabar todo. Tú no le puedes decir que no a quien te lo ofrece, eso sería una ofensa. Entonces te tienes que tomar todo el que te den”, dice sonriente.

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