Primer plato

“Apriétame cuando sea tuyo”

Los letreros en fondas, puestos, restaurantes y verdulerías pueden ser desde filosóficos o divertidos hasta meramente informativos

Sergio René de Dios Corona

Letrero en una verdulería. Foto: SRD

El pequeño letrero es sugerente: “Apriétame cuando sea tuyo”. La frase abre un abanico de interpretaciones mentales y corporales, incluido un guiño sexy. El texto podría utilizarse en diferentes contextos. Pero en realidad está escrito en una verdulería de la calle Zaragoza, en Guadalajara. Pretende evitar que posibles compradores aprieten los aguacates a la venta para conocer qué tan maduros están, y que los magullen, por lo cual el negocio advierte que primero compren y luego toquen.

Los letreros relacionados con fondas, puestos de comida y restaurantes, o con negocios que los abastecen, pueden ser desde filosóficos o divertidos hasta meramente informativos. Sea pintados en un muro, en una placa, en lona o en un simple cartón, buscan atraer la mirada. Son parte de la escenografía de los negocios. Si los platillos atrapan el paladar, los breves mensajes pueden ser un gancho a la niña de los ojos.

Un restaurante de la calle Corona, en pleno centro de Guadalajara, exhibe diversos letreros. Son una muestra de “los dichos de la comida mexicana”. En uno se lee: “A todo se acostumbra uno, menos a no comer”, frase de uso común que apunta a una prioridad en la vida. Y sí, tiene razón.

Se solicita churrero. Foto: SRD

En la gastronomía mexicana abundan las especialidades. Un caso son los churreros. Su perfil y las habilidades que requiere, como elaborar la masa y dejarla en su punto, hacen necesario rastrearlos. Así, un letrero en un puesto de periódicos de Guadalajara informa: “Buscamos churrero con experiencia. Contratación inmediata”.

También hay letreros poco empáticos. Por ejemplo, en el mercado Corona de la Perla Tapatía un pequeño local ofrece comida y bebidas, y como dispone de poco espacio y mesas pequeñas, advierte en letreros fijados en la pared: “Por favor, haga que su sobremesa sea lo más corta posible. Gracias”. Luego de comer, nada de quedarse a platicar. Recuerda la frase “comes y te vas”, que le espetó el presidente mexicano, Vicente Fox, a su homólogo Fidel Castro, cuando el cubano visitó el país.

Otros letreros reconvienen acerca de los buenos modales en una fonda. Porque hay quienes no saben comportarse ni cuidan el mobiliario, un restaurante frente al Mercado Corona de Guadalajara advierte con un letrero: “Favor de no subir los pies a los asientos”. Hay modos, pues, de sentarse y de educar a los niños.

Un letrero puede animar a buscar información para conocer o volver a saborear un buen platillo. En los festivales internacionales que sobre el Chile en Nogada organiza el Ayuntamiento de Guadalajara, no puede faltar la imagen de esa delicia, de un chile poblano sobre una crema de nuez y granos de la dulce granada. Una delicia.

Letrero en fonda de Magdalena. Foto: SRD

Empleados sin los cuales un platillo no sabría igual, defienden sus derechos de también recibir su recompensa. Como la señora a cargo del digno oficio de elaborar las tortillas en un comal, en un restaurante de Magdalena, Jalisco, colocó un bote con ranura y arriba un pequeño letrero en una hoja verde, fijado a una madera: “Propina exclusiva de la tortiadora”. ¿Cuánto dejar? Tanto como se valore una sabrosa tortilla de maíz, hecha a mano, recién salida del comal.

Si algún comensal no apoya a los meseros con una recompensa monetaria, se puede recurrir a un ardid que toca cualquier ego. “Los guapos siempre dan propina. Gracias”. Con esa afirmación, más vale depositar monedas o un billete.

Sobre advertencia no hay engaño. Foto: SRD

Pero si se quiere pasar de listo o lista y pagar después la comida, también un letrero interpela: “No está el que fía. Se fue… a partirle su madre ¡a uno que le debía!”. Sobre lo que puede suceder, no hay engaño.

Si le llega la urgencia de entrar al baño y desparrama aromas no agradables, un restaurante campestre de Jalisco tiene la solución: “Úsese en caso de emergencia”, indica, y apunta con una flecha a un desodorante ambiental. O si no, una opción ante la falta de papel en el baño es una caja con cristal que invita a romperse “en caso de emergencia”, y dentro ofrece hojas de maíz.

¿Una prueba gastronómica de amor para su pareja? Lea: “Sabes que es amor cuando le dice al taquero que se cobre todo junto”. El amor taquero es sólido. Ni lo dude tantito.

El mismo restaurante de Zapopan, Jalisco, es pródigo en letreros: “Adivinen quién va a comer comida italiana hoy? Exacto!!! Los italianos. Yo taquitos de Los Tepalcates”. Porque, bien anota otro anuncio: “Unos tacos no resuelven todos los problemas, pero son un gran inicio”. Gran sabiduría, sin duda.

Anuncio en la carretera. Foto: SRD

De plano, lo que no puede faltar nunca es la oferta gastronómica. A un lado de la carretera a Talpa, Jalisco, una fonda coloca su letrero para seducir a los viajeros: “Se vende pan ranchero, empanada, gordita de cocedor, maíz crudo”. El que no se anuncia, poco o nada vende.

La moraleja es que un buen negocio de comida requiere, pues, de buenos e ingeniosos anuncios. Tome nota.

También te podría interesar

No hay comentarios

    Deja una respuesta

    Este sitio esta protegido por reCAPTCHA y laPolítica de privacidady losTérminos del servicio de Googlese aplican.