Recetario

Chayote relleno, una receta para convertirlo en rey de la mesa

Esta verdura tiene fama de insípida y casi siempre ocupa un papel secundario en la comida. Con esta receta puede ser el protagonista

Juan Carlos Núñez Bustillos

Chayote relleno. Foto: JC Núñez

Los chayotes casi nunca son los reyes de la mesa. Son, a lo mucho, un complemento bastante menor. Tienen fama de dietéticos, insípidos, descoloridos y casi famélicos. Algún día escuché a alguien decir que es el cuarto estado del agua: sólido, líquido, gaseoso y chayote.

Fotografía: Ricardo Ramírez

De cáscara recia y a veces con rudas espinas, este “fruto incomprendido de belleza negada”, como le dice Patricia Bañuelos en su “Oda al chayote”, tiene también su corazoncito. Uno, literal, la pepita, que suele ser motivo de disputa en algunas familias que disfrutan de esta verdura.

El otro es que, pese a su fama de insípido, hay maneras de prepararlos para convertirlos en plato principal: uno de ellos es rellenarlos. La receta es muy sencilla.

Los chayotes, estos deben ser sin espinas, lavan muy bien y se cuecen. Una vez cocidos se sacan del agua y se dejan enfriar. Se parten por la mitad, longitudinalmente. Se retira la pepita (puede ser premio para quien cocina y comerse al instante con una pizca de sal). El resto de la pulpa se saca con cuidado con una cuchara. Hay que evitar romper la ca machaca con un tenedor. Se añade el queso de su preferencia, desmoronado (con adobera sale delicioso). Se agrega sal, pimienta y pure de tomate. Se revuelve muy bien todo.

Con esta pasa se rellenan las cáscaras de los chayotes. Se cubre con queso y se hornea para que se gratine. A la pasta se puede añadir también picadillo en lugar o además del queso. Si el chayote es tierno se puede comer incluso con todo y cáscara.

 

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