En la elaboración de estos tamales michoacanos se utiliza ceniza. Su forma triangular evoca por igual montañas que estrellas
Beatriz Rosette Ramírez
Para los buenos comensales y, por ende, a los sensibles ojos observadores, basta con caminar en las verbenas de los pueblos para ver, oler, degustar los manjares que exponen nuestros paisanos en sus ferias y mercados con sus platillos ancestrales, como es el caso de las corundas.
Cuenta la leyenda que esta vianda está ligada a la cultura purépecha y su significado gastronómico alude a los hijos del maíz. Se cree que su nombre significa “estrella”, haciendo referencia a su forma triangular o en pico; también se dice que las corundas son un símbolo de la región, cuando las voces ancestrales sugerían la forma de los cerros y montañas sagrados para los purépechas.
Los ingredientes son sencillos; masa de maíz blanca, mezclada y batida con manteca de cerdo; agua y sal; pero integrarlos requiere maestría. Se cuecen al vapor, en esas aguas subterráneas en el finito universo de una olla; donde bullen como volcán de fuego. El toque característico es que, durante la elaboración del nixtamal, al maíz se añade ceniza, por eso también se conocen como tamales de ceniza.
La magia está por venir; se envuelve en hojas de caña de maíz. Esa hoja larga de la milpa. Me encanta pensar que las manos que cocinan van enrollando, cubriendo, vistiendo esa bolita de masa, y al hacerlo oran y santiguan esa estrella tamal, corunda deseando buena digestión a sus comensales, así como las antiguas matriarcas solían hacerlo.
Este platillo suele ofrecerse a los turistas, bañados en salsa verde o roja, queso y crema; así, pues cómo nooooo le habrían de llamar la atención a mi querida doctora, estas delicias al caminar en esa feria culinaria que es Pátzcuaro.
A llegar a otras tierras es de rigor ver, oler y degustar los platillos típicos de la región, aunque son pocos los corazones que brincan a otra acción como es compartir.
Gracias por traernos este delicioso platillo.
Emulando la sensibilidad heredada de las abuelas, buscamos cómo honrar a quienes nos visitan, y bañamos las corundas con frijoles negros caldudos, sin omitir las tradicionales crema queso y salsa.
Gracias por llevarnos en tu recorrido a Michoacán este sábado lluvioso para en casa también oler, degustar y compartir alrededor de la mesa una muestra de la gastronomía purépecha.
Llegaron las corundas…
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