En bicicletas acondicionadas se ofrecen estos sencillos, sabrosos y nutritivos alimentos. Cualquier hora es buena para disfrutarlos
Sergio René de Dios Corona
Los elotes, las papas y los chayotes son parte de una buena dieta callejera. Se les halla disponibles en plazas, avenidas o como una opción agradable, barata y nutritiva de alimentos naturales. Fáciles de preparar, de aroma discreto, integran esa larga lista de comida ambulante tan apetecida en México, sobre todo en regiones como el occidente y centro.
Una es un tubérculo, otra es la mazorca del maíz y la tercera es una hortaliza. Entre sus características en común está que se pueden servir por separado o combinadas.
Los granos de elote se ofrecen en un plato o vaso con limón, sal y algún chile en polvo. O bien con crema y queso, que igualmente son los aderezos de un chayote.
Las papas se cortan en pequeños trozos a los que se agregan, también, su brizna de sal, jugo de un limón y alguna de las múltiples variedades de chile molido o líquido. Recomendable el de Yahualica, de Jalisco.
Los tres platillos se preparan sin tanta elaboración. Basta hervirlos en agua con un poco de sal. Y ya están listos. Así se pueden consumir, sin ningún ingrediente extra, con s
u sabor primario o natural.
Lo que se añada es para darle otro sabor a las distintas texturas y ligeras sensaciones que los diferencian. Una de sus propiedades es que son frescos y jugosos, en especial los chayotes. De fácil digestión, dan la percepción de que son más agua que un alimento sólido.
En bicicletas acondicionadas con una caja, en la que se coloca una tina con los elotes, chayotes y papas, los comerciantes ofrecen las tres piezas propias de los gourmets ambulantes.
El cliente echa ojo y selecciona la pieza, al tanteo, para luego observar cómo se transforma en la comida o el antojo del día. Cualquier hora es buena para saborearlos, sin prisas, mientras se camina por la calle, en la banca de un parque o plaza, o incluso en la oficina. El estómago lo agradece.
No hay comentarios