Hot cakes de grillo; su alegría me iluminó en la contingencia

“Tenía mis dudas, no sabía si tendrían un olor apetecible, un color atractivo y ni hablar del sabor, al final me llevé una gran sorpresa”

Eduardo Mendieta / Querétaro

Algunas veces, y aún todavía siendo chef, he tenido algunas dudas a la hora de cocinar. Todo el mundo cataloga al cocinero, al chef, al licenciado en gastronomía como un experto de la cocina o “el que se las sabe de todas, todas”. Pero no. Somos susceptibles a cualquier error, porque dentro de nuestra formación académica, además de aprender la correcta transformación de alimentos, la decoración de los mismos y más, nos enseñan a ser nuestros propios jueces. Por tanto, a la hora de improvisar o crear nuevos platillos, si no nos gustan a nosotros mismos, no esperamos que le guste al público en general.

Tuve esa incertidumbre el día que me puse a preparar mis primeros hot cakes de grillo. Aunque he realizado otros productos a base de insectos (por asuntos meramente académicos), esta era la primera vez que elaboraría este producto “desde cero”. O sea, juntar la harina de trigo y los demás ingredientes para preparar unos tradicionales hot cakes, pero ahora con el polvo de grillo. Quiero puntualizar que durante los años que fui docente de la licenciatura en gastronomía de la Universidad Autónoma de Querétaro, un par de alumnos realizaron una investigación donde diseñaron unos hot cakes de grillo con harina de avena. Me encantó su idea, pero nunca intenté nada similar sino hasta ahora.

Tenía mis dudas, no sabía si tendrían un olor apetecible, un color atractivo y ni hablar del sabor, no tenía idea de qué iba obtener al final de todo esto, pero tenía que preparar un buen desayuno. Idealicé las proporciones, calculé cantidades, me persigné y comencé a poner la mezcla de hot cakes sobre el sartén.

Al dar la primera vuelta al primer hot cake, me llevé una sorpresa enorme. Me llenó de alegría ver que el hot cake se separaba sin problema de mi sartén, y al ver su apariencia, me di cuenta que bien podría pasar como un buen desayuno ordinario; a la hora de degustar el producto se alcanza a percibir ese sabor y aroma a grillo, que es algo muy nuevo pero muy rico.

¡Tenía que tomar foto de mi platillo! Y así lo hice, les conté de inmediato a mis amigos acerca de mi nueva hazaña, les mandé la foto y se sorprendieron tanto como yo, tanto que hasta pidieron con entusiasmo ser los primeros degustadores de estas maravillas.

A partir de este suceso, reflexioné un punto muy importante que la Organización para las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha dicho acerca de la entomofagia “los insectos son el alimento del futuro”.  Esta organización apuesta por los insectos comestibles como la proteína más pura y limpia que nos salvará de los problemas de seguridad alimentaria en el 2050; sin embargo, en estos tiempos de contingencia por la pandemia del COVID-19, no fue la falta de alimento la que me llevó a preparar este platillo, sino fue la necesidad de preparar una entrega especial. Una persona me contactó para que le preparara algunos productos a base de insectos y, como respuesta, le envié varios, entre ellos estos hot cakes con alegría de grillo.

La receta

El grillo que utilicé para esta receta no es el chapulín oaxaqueño (Sphenarium spp.), sino el grillo cantor (Acheta domestica). Los obtuve de una empresa que se dedica a la producción de estos insectos para consumo humano Se preparan como cualquier hot cake con las siguientes proporciones.

• 1 taza de harina de trigo integral
• 25 g de polvo de grillo
• 25 g de fécula de maíz
• 6 g de bicarbonato
• 6 g de royal/polvo para hornear
• una pizca de sal
• una pizca de azúcar
• 1 cucharadita de vainilla líquida
• 1 huevo
• 1 taza de leche
• 1 cucharada de mantequilla derretida