Primer plato

La comida y la lluvia

Muy pronto llegarán “las aguas” y con ellas la abundancia de comida propia de la estación. Quelites, verdolagas, berros, ranas y chacales, son algunos de los alimentos que traen las lluvias

Elba Castro

verdolagas

Fotografía: Juan Carlos Núñez Bustillos

Poco falta para que el ciclo atmosférico de la lluvia, haga el milagro de caer y dar vida a las plantas y frutos o animales que conocemos en la gastronomía de todo territorio, especialmente el Jalisciense.

El calor habrá “jalado” poco a poco el agua de las plantas para acumularla en el cielo y luego esparcirla en generosos aguaceros.

Si bien todas las localidades pintan su propio rostro con la lluvia, el de Jalisco se llena de ríos y arroyitos que van haciendo germinar semillas o aparecer animales que habían estado esperando las aguas.

En Jalisco, como en todo el país, aparecerán los famosos quelites. Nombre que recibe toda planta o hierba silvestre tierna y comestible y que, de acuerdo con las investigadoras de la UNAM Edelmira Linares y Teodololina Balcázar, son las plantas más nutritivas y de menor precio en México.

Renacerán las verdolagas, las guías de chayotes, de camote de cerro, de papas silvestres. Se renovarán las hojas de la chaya, habrá chinchayote, zapotes, capulines, jobo, bonetes, guanábana, mamey… nísperomango, fresas

Se expandirán las plantas de las calabacitas con una alfombra de flores amarillas y delicadas, el nopal tendrá brotes tiernos, aparecerán los xoconostles y en las márgenes de los ríos volverán con generosidad los berros, las ranas, los chacales, los peces

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Fotografía: Juan Carlos Núñez Bustillos

Con las aguas, veremos nuevamente el tiempo de flores e insectos comestibles, como las hormigas (y sus huevecillos), los chapulines… y aves, como las huilotas

En estas tierras Jaliscienses, la abundancia de la lluvia daba oportunidad para que, en tiempos precolombinos, grandes grupos chichimecas se reunieran a celebrar matrimonios, dando lugar también a la interpretación de un calendario de la fecundidad y la riqueza.

Hoy, en el campo, las aguas darán de comer a las ciudades, pero los lugareños sabrán degustar de lo que “se da” en cada sitio… Se degustarán platillos como el “bote” o el caldo michi, que son una fiesta de diversidad en un caldo de carnes y verduras. También aparecerán los platillos derivados de la leche, en relación directa con la disponibilidad de la hierba para el ganado. Aparecerán con ello, los “asados” de animales silvestres o de criadero en las zonas serranas.

Y en las ciudades, veremos el recorrido que antaño hacía el agua en ríos, hoy, sobre avenidas. Pero también habrá una oferta especial que será visible en los mercados.

Sin duda, “las aguas” serán siempre motivo para festejar y para pensar que la pobreza sólo habita en el corazón de quien disfruta y no piensa en los demás… la comida en las lluvias, afortunadamente, dará la posibilidad de contagiarnos su generosidad.

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