Primer plato

Disculpe, ¿no tendrá un limoncito que me regale?

Para los mexicanos, y especialmente para los jaliscienses, este cítrico es un ingrediente indispensable en nuestras mesas

Limones. Foto: Marisa N.B.

Limoncito, limoncito / Pendiente de una ramita / Dame un abrazo apretado / Y un beso de tu boquita

Marisa Núñez / El Paso

Mi amiga Aurora fue de viaje a Japón. En una cena vio en el centro de la mesa un platito con unos pedazos de limón partidos. Ella, como buena tapatía, tomó una mitad y exprimió con fuerza dejando caer todo el jugo posible sobre su comida. Después de probar la comida y ante la mirada atónita de sus compañeros de mesa, tomó de manera muy natural otra mitad de limón y la exprimió sobre su plato.

Se dio cuenta de que algo raro sucedía al ver las miradas de sus compañeros. Alguien le explicó que esos pocos limones eran para toda la mesa ya que, además de considerar suficiente un par de gotitas, el limón era muy caro y era considerado casi una delicatessen. La pobre de mi amiga tuvo que disculparse y explicar que de donde ella venía las cosas con respecto al limón eran muy distintas. Ahí entendió por qué en México nos referimos al limón como nuestro “oro verde”.

Birria, siempre con limón. Foto: Juan Carlos Núñez.

Los mexicanos, especialmente los que vivimos en Jalisco y estados aledaños, le ponemos limón a casi todo: a las frutas, a las verduras, a las sopas y caldos, a las carnes, a las bebidas y a los postres. Mis amigos y familia en el extranjero me ven con asombro cuando pido un limón para ponerle a la sandía o la papaya, a la carne o a la sopa, a los pepinos o a la ensalada, a las papitas o a los cacahuates.

Al limón, a pesar de que es un elemento tan presente en nuestra manera de comer, rara vez lo relacionamos como un ingrediente indispensable de la cocina mexicana porque cuando pensamos ello lo primero que nos viene a la mente es el chile y el maíz.

¿Se imagina usted comer un pozole sin limón?, ¿unos tacos, un menudo o una sopa de fideo?, ¿qué tal una jícama o unas papas fritas sin limón?  No ¿verdad?, sentiríamos que les falta algo. Imagine usted una torta ahogada, un filete de pescado frito, una milanesa empanizada, unas albóndigas, un buen plato de birria o un caldo de pollo o de camarón sin limón, simplemente sería un plato incompleto. Rara vez falta el limón en una cocina mexicana y cuando falta, solemos solicitarlo con la clásica frase interrogativa de: “Disculpe, ¿no tendrá un limoncito que me regale?”.

Jícamas. Foto: Sergio René de Dios.

El limón es pues un acompañante y aderezo indispensable y, me atrevería a decir, perfecto de un sinnúmero de platillos de nuestra gastronomía mexicana y que igual se le pone a una sencilla tostada o tortilla que a un elaborado platillo. Ahora, si se combina al limón con sal y/o con chile entonces sí hablamos de excelencia y perfección.

Encontrar la combinación y la cantidad perfecta de limón es una cuestión de gustos personales, pero nadie puede negar que los mexicanos y en especial los tapatíos usamos más limón de lo que somos conscientes. Lo valoramos, como casi todo en la vida, hasta que no lo tenemos, cuando es muy caro o cuando tiene poco jugo y nos quejamos por ello.

Variedades

El limón para ser bueno

Debe de pintar morado

El amor para ser bueno

Debe ser disimulado

Existen diferentes variedades de este cítrico. El limón agrio mexicano (citrus auratifolia) es el que más consumimos en México y también el que más se exporta. Es de tamaño más bien pequeño, de cáscara verde brillante, con mucho jugo y el más ácido de las variedades. En otros países esta variedad se conoce como lime o lima, mientras que se le llama limón a la variedad de limón amarillo conocido en México como limón italiano.  La otra variedad es el limón persa que es también de color verde oscuro pero de tamaño más grande que el mexicano, menos ácido, con pocas semillas pero igualmente apreciado.

Cómo elegir y tratar un buen limón

Nada mejor que tener un árbol de limón en casa. Si tiene espacio y vive en Jalisco o en un lugar con clima cálido le recomiendo plantar un árbol. Así además de tener limones siempre a mano, usted ayuda al medio ambiente.  Si los tiene que comprar aquí le dejo algunos datos y recomendaciones:

Limones sin semillas. Foto: Juan Carlos Núñez

Entre más verde, menos maduro, pero si ya cambió a color más bien amarillo puede estar empezando a pasarse y habrá que consumirlo a la brevedad posible. Lo ideal es elegir un limón verde pero que no sea muy oscuro pues estará todavía poco maduro y tendrá poco jugo. Hay que evitar que tenga manchas cafés en su cáscara.  Entre menos rugosa y más lisa y brillante esté la cáscara, mayor cantidad de jugo tendrá.  Si el limón está muy seco le recomiendo darle una pequeña amasada colocándolo sobre una mesa y poniendo la palma de la mano sobre el limón haciéndolo rodar haciendo las veces de un rodillo. Con esto soltará todo su jugo.

En Bebidas

Para muchos el tequila y la cerveza saben mejor acompañados con sal y limón, y aunque es cuestión de gustos, los bares no admiten la presentación de un tequila sin su acompañante el limón.

Cerveza clara. Foto: Juan Carlos Núñez

Las micheladas y las margaritas llevan limón como ingrediente, no como acompañante.  Los mojitos y las cubas llevan también su toque de limón.

La limonada o agua de limón es también una bebida muy común en nuestras casas, restaurantes, fondas y puestos de aguas frescas. También sirve de base para hacer otras “aguas” combinadas como a agua de chía, de pepino o de menta entre otros. Muchos de los licuados, especialmente los de verduras, llevan también limón.  Un caliente sabrá mejor con un toque de este cítrico.

En postres

Por ser tan ácido, el limón permite su combinación con el azúcar.  Podemos pensar en infinidad de postres que llevan limón como helados, paletas, tartas, merengues, dulces, pays, bolis, raspados, pasteles y el tradicional turrón rosa, entre otros.  Además, como es un excelente antioxidante se utiliza también para prevenir que las frutas se oxiden.

Otros usos

Son bien conocidas las propiedades del limón como remedio para prevenir, aliviar o mitigar ciertas enfermedades y dolencias. Si le duele la garganta no dudo que su abuela o mamá le haya dado algún remedio con limón y que alguna vez haya tomado un poco de miel con limón. Hay muchos remedios, pero su poder antinflamatorio, antioxidante y cicatrizante sobresalen.

En la industria, el limón o su esencia se utiliza para hacer perfumes, cremas de belleza, aromaterapia, aceites esenciales, jabonería, productos de limpieza, saborizantes entre otros.

El limón es pues versátil, pero para que un mexicano coma rico es indispensable.  Usted échele sin miedo limón a todo, menos a la herida.

 

Al pasar por tu ventana

Me tirates un limón

El jugo me dio en la cara

Y el sumo en el corazón

Limoncito

Canción popular mexicana del dominio público

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