Un San Pascual Bailón delgado recibe a los comensales en una de las zonas gastronómicas de Puerto Vallarta
Sergio René de Dios / Puerto Vallarta
Un cocinero que se respete debe tener buena sazón… Y un santo al que se encomiende. Lo primero se nace con el don y/o se aprende; el segundo, quien los guarece, es San Pascual Bailón, un monje español y franciscano.
Una estatua del religioso está colocada en el malecón de Puerto Vallarta, México; a pocos metros de El Caballito, otra figura símbolo que identifica a este centro turístico internacional.
La figura del santo se alza en una de las zonas gastronómicas de Puerto Vallarta. Mariscos y pescados preparados con las más diversas especialidades se ofrecen en este punto del largo malecón vallartense.
¿Un buen ceviche? ¿Un rico filete al mojo de ajo? ¿Un coctel? ¿Una sabrosa piña con mariscos? ¿Chiles rellenos de camarón y queso? ¿Tacos de jaiba? Eso y más, ahí.
La estatua fue colocada en el malecón de Puerto Vallarta en 2008 por la cámara que agrupa a los restauranteros y el ayuntamiento vallartense. San Pascual Bailón, quien recibió ese nombre por la Pascua, fue pastor de ovejas; ahora lo es de los maestros y maestras de la cocina.
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