Primer plato

Los reporteros y la comida callejera

Tres periodistas cuentan sus experiencias sobre lo que significa comer en las calles que recorren para informar desde el lugar de los hechos

Juan Carlos Núñez Bustillos

Tacos, entre los preferidos. Foto: Juan Carlos Núñez (JCN).

Su trabajo como reporteros los ha llevado a cubrir sucesos noticiosos en los más diversos lugares de la ciudad. Y como la noticia no tiene horario, a la par de un certero olfato periodístico José Luis Jiménez Castro y los hermanos Héctor y José Luis Escamilla han desarrollado un afinado olfato gastronómico que les permite detectar lugares sabrosos y baratos dónde detenerse un momento cuando el hambre aprieta.

Experimentados reporteros de calle, envían sus reportes para Notisistema. Lo mismo desde los palacios gubernamentales que desde las colonias más marginadas de la ciudad o desde brechas en alejados parajes.

Así han conocido la diversa y también la contrastante oferta gastronómica de la ciudad que incluye por igual higiénicos puestos donde se ofrecen deliciosos platillos a buen precio hasta asquerosos establecimientos.

Jiménez Castro, Héctor Escamilla y José Luis Escamilla. Foto: Juan Carlos Núñez

Miguel Ángel Bastenier, quien fuera director del diario español El País, menciona en su libro “Cómo se escribe un periódico” diversas condiciones que se requieren para llegar a ser un buen periodista. Una de ellas es contar con “buen estómago”.

Refiere que cuando le preguntan a Tomás Alcoverro, corresponsal de La Vanguardia en Beirut, cuál es la característica más importante que debe tener un corresponsal “responde sin mucha ironía: ‘Un buen estómago, porque no sabes nunca lo que un día tendrás que comer”.

Los “Joseluises” y Héctor lo saben bien. Poco antes de comenzar una nueva emisión de “Punto y Seguido”, el programa que conducen cada noche a las ocho en Radio Metrópoli, comparten sus experiencias y sus consejos para comer en la calle.

Juan Carlos Núñez (JCN): ¿Qué tan frecuente es que tengan que comer en la calle por su trabajo de reporteros?

José Luis Jiménez Castro (JLJ): Es frecuente, a todos los reporteros que andamos en la calle nos pasa… (Deja ahí su respuesta porque le indican que es momento de pasar su reporte).

Lonche de pierna. Foto: JCN

José Luis Escamilla (JLE): Yo disfruto mucho comer con mis hijos y sí lo hago en casa, pero desayuno mucho en la calle porque me salgo a las seis y media de la mañana para llevar a mis hijos a la escuela. A las ocho y media ya tengo mucha hambre. Yo más bien soy de desayunar en la calle.

Como me gusta comer rápido para poder seguir trabajando soy mucho de tiendas de abarrotes. Te puedo hablar de “n” cantidad de tiendas donde venden lonches de jamón, de milanesa, de chilaquiles, de pierna, porque eso me da chance de sentarme en el carro y estar escribiendo en el teléfono las notas mientras estoy desayunando.

Héctor Escamilla (HE): Yo sí soy de puestos callejeros. Como vivo lejos y mi esposa trabaja y mi hija va a la escuela, cuando comemos juntos es en los fines de semana. Yo casi el 85% de las veces como en la calle. A veces se me antojan lonches y tengo lugares muy definidos de dónde comprarlos, pero yo soy más taquero, puedo desayunar, comer y cenar tacos, sin problema. Y algunas fonditas también me gustan. Ya tengo lugares muy ubicados y parámetros para saber a donde sí y dónde no llegar. También me ha pasado que una vez ya me andaba muriendo por andar comiendo en algunos lugares.

JCN ¿Tener buen estómago es parte de las cualidades de un buen reportero que anda en la calle?

Puesto de tacos. Foto: JCN

JLE: Yo me fijo mucho dónde comen los policías porque ellos saben dónde comer rico. Otro de sus criterios puede ser porque les dan gratis, pero casi siempre los policías conocen buenos lugares. Cuando veo patrullas sé que ahí está sabroso.

Pero tengo algunas normas para cuidar mi salud. Si veo que los que están atendiendo son puros hombres no le entro, tiene que haber al menos una mujer porque la mayoría de los hombres somos más sucios. He visto que ellas los arrean para el tema de la higiene. Mi parámetro es, si veo policías y si hay de menos una mujer, lo puedo considerar.

HE: Yo no tengo parámetros, yo como en todos lados. Yo soy bien tragón y donde se pueda como. Sí me fijo que no esté tan puerco, sí hay lugares donde digo: ahí jamás me pararía. Hay unos tacos por la Arena Coliseo donde me tocó ver que agarraban los billetes con la mano y así, sucia, aventaban las tripas al comal y con el agua que sacaban del cilantro hacían el agua fresca. Hay cosas que hasta a mí me superan, pero, por lo general, mientras sea comida, no soy tan picki.

(José Luis Jiménez Castro regresa a la entrevista)

JCN: Hace unos días en su programa comentaban que como reporteros han ido desarrollando un olfato periodístico para ver dónde puede haber una noticia. ¿También se desarrolla un olfato gastronómico?

En la cabina de Radio Metrópoli. Foto: JCN.

JLJ: ¡Claro, se desarrolla ese olfato! Yo trabajaba con Juanito que era mi chofer. Era muy curioso porque mientras a él le gustaba algo a mí no y al revés. Una vez fuimos a la calle 60 en la zona de la fayuca. Había unos taquitos riquísimos, pero a la hora de servirnos el cuate agarra la tortilla y le empieza a poner la carnita, bien rica, cuando le empieza a escurrir el sudor. La gotita se le viene por el ojo y cuando le llega a la nariz el cuate se sacude y la gota de sudor cae en el taco que nos íbamos a comer. Y nos dice: ‘Sale, mi jefe’. Desde entonces ya no quisimos comer esas cosas en la calle. Yo tuve un problema gastrointestinal muy fuerte por unos tacos, duré casi tres semanas enfermo de la panza.

JCN: ¿En qué otras cosas hay que fijarse?

HE: Yo más que en la higiene, y está mal que lo diga, me fijo en el tiempo. Siempre llego a lugares en que veo que están atendiendo rápido, si hay mucha fila no llego porque no tengo tiempo. No me gusta es esperar por mi comida. Hay tantísimos lugares ricos y rápidos en Guadalajara como para estar esperando a que te atiendan. En contados casos sí espero, pero es cuando ya no tengo absolutamente nada que hacer. Así que tiene que ser un lugar donde atiendan rápido y que vea que está bueno, bonito y barato.

Tacos de barbacoa. Foto: JCN

JLE: Yo también me fijo en que sean lugares donde sé que sí me van a cobrar. A mí me da mucha pena cuando llego con un carro rotulado o la gente nos ubica y por cortesía no nos quieren cobrar. A mí eso me hace sentir incómodo y no como rico, ni pido a gusto porque van a pensar que me estoy encajando.

JCN: Cuando están en el lugar donde ocurrió un accidente o de un homicidio ¿se les quita el hambre?

“No, no”, responden los tres al unísono.

JLE: Alguna vez me tocó un homicidio muy temprano en la zona del Cerro del Cuatro. Estaba empezando a salir el sol, las calles estaban muy escarpadas. Estaban haciendo el levantamiento del cuerpo cuando pasó un señor vendiendo de panes de dulce, de esos birotes bola dulces y se me antojó. Me compré una Coca y ahí estaba reporteando y comiendo. Yo siempre he comparado con los señores de la basura, ellos comen entre los desechos porque no pueden dejar de hacer su trabajo. A mí no se me quita el hambre.

La mesa en el coche

Cuenta Jiménez Castro que tras una fuerte enfermedad gastronómica después de comer en un insalubre puesto callejero, disminuyó su consumo en establecimientos de este tipo y creció su preferencia por los productos preparados que venden las llamadas tiendas de conveniencia.

Menudo o pancita. Foto: JCN.

“Como teníamos que comer en la calle por el trabajo, Juanito y yo nos metíamos al Oxxo. Y salíamos con nuestro panquecito y un yogurt. Era muy curioso porque Juanito sacaba una servilleta y decía: “Vamos a poner la mesa”, mientras lo extendía sobre el tablero del coche. Y ahí encima de la servilleta poníamos nuestros yogures, nuestros gansitos o pingüinos y ¡a comer! Era muy curioso y me daba mucha risa.

HE: Juanito es un personaje de la comida, hay que decirlo. Él conoce muchos lugares para llegar a comer, sabe perfectamente a dónde. Me preguntaba: “A ver, ¿hoy que toca?”. Y yo le decía: “Hoy, menudo”. Entonces me decía: “Ah, pues entonces vamos para acá”. Él tiene maestría en comida callejera y en todos los lugares lo conocen. Con él descubrí muchos lugares interesantes.

JCN: ¿Cuáles son algunos de sus lugares favoritos para comer en la calle?

JLE: A mí me gusta mucho el menudo del parque que está en circunvalación, por el parque Hundido. Una cenaduría que está en La Calma, en la calle de Navío o una de esas, me gustan mucho los tacos del “Paisa”, que estaba en Paseos del Sol y ahora está en Cordilleras. Los tacos al vapor de don Dany son buenísimos, ahí en Chapalita. Hay unos lonches calientes de jamón muy buenos ahí por la zona de la UNIVA, por Xóchitl. De las tiendas de abarrotes, yo te conozco todas donde hacen lonches buenos.

Lonche de jamón de “tiendita”. Foto: JCN

JLJ: Donde yo como muy rico es con Don Jorge, en las tortas ahogadas del “Cartero”, allá por circunvalación, ahí he comido desde hace veintitantos años y jamás me he enfermado. Las Tortas Locas de Chava en San Juan de Dios que son muy ricas. En La Playa hacen unos lonches riquísimos, caritos, pero muy sabrosos e higiénicos. Los tacos al vapor en los tacos Minerva, están muy sabrosos.

JLE: También las frutas picadas que tenía el señor [Don Martín] en Chapalita, el que te decía: “Ponga ahí el dinero y agarre el cambio”. Tú solo te cobrabas.

“Sí, sí”, coinciden los otros dos.

HE: Yo tengo varios. En la mañana, menudo de la menudería Cano, en José María Vigil, hay unos tacos de barbacoa muy buenos por Belisario Domínguez. Otros, los tacos de Arturo, en Morelos a espaldas de Rectoría. Los tacos del Güero en las dos sucursales, Chapultepec y la de Mariano Otero.

A la pasada. Foto: JCN

JLE: Los lonches bañados de Golfo de Cortés.

HE: Los dogos del cine Reforma, son muy ricos.

JCN: ¿Héctor es el más aventurero para comer?

HE: Yo como de todo. Ahora que fui a Cajititlán, comí rana y codorniz, muy bueno.

JLE: Yo no me animaría a hacer eso.

HE: Todavía no me he intoxicado y sí, lo que haya como.

JCN: ¿Comer en la calle es ventaja o desventaja?

JLJ: Tiene que ver mucho tu edad y tu situación de salud. Cuando eres chavo le das tremendamente y conforme vas creciendo empiezan los problemillas.

JLE: Te perjudica en cuanto al dinero. No hay quincena que te alcance para estar pagando todos los días comida en la calle. Sí es muy bueno en cuanto al tiempo se refiere porque te puedes comer un lonche en el carro sin bronca, pero luego estar pagando todos 70 pesos diarios entre un refresco y un lonche, pues ¿de dónde?

HE: Y cuando menos son dos comidas en el turno, casi 200 pesos. Por eso hay que conocer los lugares baratos.

Comiendo y trabajando. Foto: JCN

JLJ: Otra bronca es llegar con olor a cebolla a hacer entrevistas. Eso te da pena. A mí me decía Juanito: “Oye, hueles a cebolla” y por más que comas chicles llegas a la entrevista y hueles a torta ahogada.

JLE: Y otra cosa. Voy a decir una privacidad. Mi metabolismo es muy rápido, yo como y tengo que ir al baño. Entonces yo considero mucho cuánto como y dónde como, porque tengo que ir al baño después. Así como te puedo decir muchos lugares para comer, te puedo decir de baños, conozco todos los de la ciudad.

El noticiario de las ocho de la noche ha terminado. Es tiempo de que los tres reporteros se sienten frente a los micrófonos de Radio Metrópoli para comenzar “Punto y Seguido”. Corren a la cabina donde esta vez no hay ninguno de los sabrosos antojos que de vez en cuando les llevan sus radioescuchas para agradecerles que cada noche sus voces les acompañen.

 

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